Sr. Director:
La educación física ocupa un lugar importante en la escuela. Una reflexión sobre las posibilidades educativas de la actividad física hace que planeemos nuevas maneras de enfocar la educación física.
La sociedad del conocimiento avanza deprisa y los profesionales implicados en la educación física deben tratar de estar en continua evolución.
Los profesionales del ámbito pedagógico están interesados en investigaciones centradas básicamente en las didácticas, las metodologías y el establecimiento de mecanismos de selección y secuenciación de contenidos1.
Desde una perspectiva más fisiológica, los actores implicados han estado preocupados por la cuantificación del ejercicio, la composición corporal, la repercusión del ejercicio sobre órganos y sistemas, etc.2, 3.Entre estas dos perspectivas, surge la actividad física relacionada con el rendimiento cognitivo4. Diferentes autores aseveran que los beneficios neurocognitivos de un estilo de vida activo en la infancia tienen repercusión en las capacidades de aprendizaje de los niños4, 5, 6.
Desde una perspectiva neuropsicológica se ha demostrado que el ejercicio físico aeróbico tiene un impacto positivo sobre el cerebro6, 7. En estudios recientes5 se afirma que al efectuar ejercicios aeróbicos se estimula la proteína BDNF, un neurotransmisor que favorece la plasticidad sináptica, el proceso de aprendizaje y el proceso de la memoria. Los resultados son los primeros en indicar que la capacidad aeróbica puede estar relacionada con la estructura y la función del cerebro humano en preadolescentes.Por lo tanto, todo parece indicar que con la práctica de ejercicio físico continuado se producen beneficios importantes para el proceso de aprendizaje del niño. La pregunta que se formula la comunidad científica es «la relación entre las dosis de ejercicio, el tipo de ejercicio y la respuesta cognitiva».
Desde el conocimiento científico, es necesario hacer una importante reflexión, actualizada, sobre cómo ha evolucionado la práctica física y qué papel debe tener en la escuela.
Por lo tanto, todo parece indicar que los beneficios que aporta la práctica del ejercicio es motivo suficiente para justificar su presencia diaria en nuestras escuelas.
Eso quiere decir que los profesionales de la actividad física, docentes e investigadores, tenemos una enorme responsabilidad y un estupendo campo de estudio por delante: diseñar diferentes programas de ejercicio físico y ver cuáles son más beneficiosos para optimizar los efectos sobre la memoria y el aprendizaje.
Autor para correspondencia. reverter@didesp.udl.cat