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Vol. 44. Issue 163.
Pages 138-147 (July - September 2009)
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Ricard Opisso: arte, historia, humor y deporte
Ricard Opisso: art, history, humor and sport
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Ramón Balius iJulia
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En los trabajos publicados en esta habitual sección d'APUNTS (Cuando el Deporte se hace Arte), sin perder el carácter artístico genérico del título hemos querido siempre relacionar el deporte con el arte, con la historia e incluso con el humor. Este artículo está dedicado a Ricard Opisso i Sala, artista que cumple ampliamente estas tres vertientes culturales.

Figura 1 Opisso por Picasso (1900).

Josep Maria Cadena, que sin duda es el historiador y crítico de arte que más páginas ha dedicado a Opisso, escribía en 1980, en la introducción de la Exposición Conmemorativa del Centenario del nacimiento del artista, estas palabras: "El año mil novecientos veintiocho, con motivo de una exposición de Ricard Opisso en les galerías Maragall de Barcelona, el glosador de L'Esquella de la Torratxa, Viray -posiblemente el periodista Màrius Aguilar-, dedicó las siguientes frases al dibujante y a su obra: 'El arte personalísimo, la manera justa y particularísima de ver las cosas y los hombres que tiene Opisso, dan un alto valor de perennidad a su obra [...]. Cuando en tiempos venideros se quiera conocer la Barcelona de hoy, habrán de consultarse los dibujos barcelonísimos de Opisso, tal como hoy para conocer -por ejemplo- la Francia de la Revolución consultamos los grabados y dibujos de Duplessis-Bertaux, Moreu el joven, Cochin, Boilly, Sant-Aubil, Graveloy y Watteau de Lille'. La obra de Opisso es fuente de información gráfica obligada para todo aquel que quiera conocer la historia y las costumbres de la Barcelona de las cuatro primeras décadas del siglo actual, años de importantes acontecimientos políticos, sociales, culturales y también deportivos. Opisso fue un dibujante de gran estilo, y destacaba entre los ilustradores gráficos por su exigencia estética. Posiblemente su superior capacidad por el dibujo, en relación a muchos de sus compañeros en las revistas satíricas y humorísticas, y el bajo rendimiento económico de las colaboraciones lo llevaron a dejar de autoexigirse. Este hecho fue sin duda el motivo principal de que Opisso, con condiciones artísticas innatas, se perdiese para el gran arte y no llegase a tener fama mundial".

Figura 2 Picasso por Opisso (1897).

Ricard Opisso nació artista en un ambiente familiar de literatos, periodistas y artistas. Había visto la luz en Tarragona el 20 de noviembre de 1880, procedente por línea paterna de una familia originaria de la isla de Córcega, donde, según parece, un antepasado suyo había llegado con los ejércitos napoleónicos. Sea esto cierto o fantasía, Opisso, cuando se enfadaba, medio en broma, se refería a su origen corso y amenazaba con terribles venganzas. El abuelo paterno, Josep Opisso i Roig (1820-1886), era funcionario del puerto y la vez periodista y escritor. Su padre, Alfred Opisso i Viñas (1847-1924), médico, fue también un importante periodista y crítico de arte; en 1882, cuando Ricard todavía no tenía dos años, se trasladó a Barcelona con tota la familia, donde ejerció de facultativo y fue autor de diferentes libros, redactor y codirector de La Vanguardia. Por la rama materna era bisnieto de Pere Pau Muntañà (1749-1803), destacado pintor y primer director de la Escuela de Bellas Artes y Oficios de Barcelona, nieto de Felipe Jacinto Sala (1819-1895), comerciante y conocido fabulista, y nieto del famoso pintor costumbrista Emili Sala i Francés (1850-1910). La madre, Antonia Sala i Gil, y la abuela materna, Dolors Gil, se dedicaban a ocupaciones propias de su condición femenina. En la vida privada, Ricard Opisso continuó rodeado de un ambiente artístico y cultural, ya que se casó con Consol Cardona i Lladós (1883-1966), hermana del pintor Joan Cardona i Lladós (1877-1957). El matrimonio tuvo un hijo, Alfred Opisso i Cardona (1907-1980), que fue un buen pintor y un excelente dibujante.

Como muchos otros artistas, Ricard Opisso fue un mal estudiante, ya que únicamente quería y pensaba en dibujar. Según parece, durante su infancia, algunos días festivos asistía con su tío Pepe a algunos cabarets del Paralelo, como el Eden Concert. Como escribe Josep Maria Cadena, el tío Pepe "quizá se excediese llevando un niño a aquel lugar pero, tanto en les mesas destinadas a los parroquianos como en el pequeño escenario donde se realizaban las actuaciones, no había nada pecaminoso". Aun cuando se explica también anecdóticamente que "el primer dibujo que realizó, cuando tenía siete años, levantó la indignación a su madre y a unos conocidos que se encontraban de visita. Había esbozado una 'pantorrilla' sobre el papel y le valió una avalancha de reproches [...], pero cuando pudo hablar exclamó, ofendido por la malicia de los demás: 'Es una pierna de marqués con calzón corto'". A los doce años fue colocado como aprendiz con el arquitecto Antoni Gaudí (1853-1926), que por entonces estaba trabajando en el templo de la Sagrada Familia.

Con Gaudí, el joven Opisso realizó todas las faenas de los aprendices y llegó a delineante. Permaneció más de seis años bajo la dependencia del genial arquitecto. Su hijo Alfred explica que cuando el primer día volvió del trabajo, su padre le preguntó: "¿Estás contento?", y él, siempre pesimista, le contestó: "Sí, pero ¿qué haré cuando se acabe la Sagrada Familia?". Opisso sintió una verdadera veneración por Gaudí y valoró mucho la enseñanza práctica recibida a su lado, a pesar de que no estaba demasiado de acuerdo con el espíritu ascético de éste, que quería infundirle la fe religiosa. Seguía con las escapadas al Paralelo y tenía afición a juntarse con los jóvenes que haraganeaban junto a las obras del templo en construcción. Gaudí sentía un especial afecto por su joven colaborador, que incluso sirvió de modelo para representar uno de los ángeles de la fachada del Nacimiento. Este sentimiento favorable hacia Opisso llevó a Gaudí a conseguir que a los dieciséis años fuese admitido en el Cercle Artístic de Sant Lluc, entidad de clara inspiración católica (su consiliario era el obispo Dr. Torras i Bages, al cual Opisso conocía muy bien a través de su pertenencia al entorno de Gaudí). Con motivo de una exposición de alumnos en la Sala Parés, en la cual destacó entre sus condiscípulos, conoció a Miquel Utrillo, que le introdujo en el grupo de artistas modernistas que se reunían en la cervecería-taberna denominada Quatre Gats. Desde entonces el joven dibujante compaginó el trabajo en la Sagrada Familia con el estudio en el Cercle de Sant Lluc y con las tertulias artísticas en los Quatre Gats. Son numerosos los retratos de Gaudí y de personajes como Miguel de Unamuno, el canónigo Collell, el citado obispo Torras i Bages y algunos dibujos referentes a la construcción de la titulada "catedral de los pobres", como los andamios de la obra o unos "caballitos" situados cerca del templo.

Figura 3 Gaudí por Opisso.

Figura 4 Gaudí y Opisso por Opisso

Figura 5 Canónigo Collell, obispo Torres i Bages y Gaudí, por Opisso.

Figura 6 Caballitos baratos (hacia 1900; publicado en Pel & Ploma en 1901).

La relación con Gaudí acabó de manera casi súbita. Alfred Opisso lo explica de esta manera: "Gaudí le dio dinero y le indicó que reservara dos camarotes para viajar a Palma de Mallorca, 'donde acabaremos les vidrieras de la catedral. Dormiremos en la casa del obispo'. A mi padre le entró pánico ante la idea de tener de viajar en barco y -sobre todo- tener que dormir en la casa del obispo. Cogió a un chico del barrio, metió el dinero en un sobre y le dijo: 'Lleva esto al señor Antoni'. Y dejó de ir a trabajar".

Ricard Opisso encontró en el Cercle la posibilidad de dibujar libremente, aunque sin poder realizar estudios de desnudo femenino, que estaban absolutamente prohibidos. Nuestro artista practicaba en Sant Lluc el desnudo masculino y por las noches tomaba apuntes de bailarinas y otras artistas femeninas en los café-concierto del Paralelo. Después de participar con gran éxito en diferentes exposiciones junto con los compañeros del Cercle, poco a poco fue perdiendo la relación con éste, sin duda buscando la máxima libertad expresiva.

En los Quatre Gats forma grupo con Picasso -un año más joven que Opisso-, Manolo Hugué, Casagemas, Sebastià Sunyer y otros incipientes artistas de principios de siglo. Todos ellos admiraban y escuchaban con respeto a los consagrados Casas, Rusiñol, Anglada Camarasa, Canals i Regoyos (éste, por entonces residente en Barcelona, le compró un dibujo). La similitud fonética entre los apellidos de Picasso y Opisso y las parecidas edades podrían hacer pensar en un cierto paralelismo entre ambos jóvenes; la realidad era muy diferente, y aunque Picasso dibujó genialmente a Opisso y éste a Picasso, nunca hubo entre ellos una verdadera amistad. Son extraordinariamente representativos los dibujos de Opisso dedicados a los Quatre Gats, presididos por el tándem (antes de 1900) o por el automóvil (después de 1900); en ambas obras, pintadas por Ramon Casas, pueden verse en la mesa entre otros a Nonell, Picasso, Canals, Casagemas, el mismo Opisso y, frente a ellos, el tabernero Pere Romeu.

Opisso publicó sus dos primeros dibujos el año 1898, en la revista modernista Luz, y uno de ellos representaba un aprendiz que trabajaba en las obras de la Sagrada Familia. En 1899 presentó en la portada del número 8 de la efímera revista Quatre Gats un gran dibujo titulado Raval de Barcelona. Este honor únicamente lo habían conseguido Casas, Mir, Pichot, Nonell, Rusiñol, Gosé i Vázquez, y este hecho confirmaba el aprecio que el grupo modernista sentía por la capacidad artística de Opisso. Los dibujos de esta época, quizá influidos por Nonell, estaban dedicados a los pobres y pedigüeños mal vestidos y mal comidos.

Figura 7 Els Quatre Gats (antes de 1900).

El año 1901 el joven Opisso, que tenía a Toulouse-Lautrec y Steilen como sus ídolos, quería triunfar en París, sueño de todos los artistas catalanes; Picasso y Manolo Hugué ya estaban allí, al parecer con éxito. Las publicaciones de prestigio no le abrieron entonces las puertas, pero la impresión que le provocó la capital francesa fue tan fuerte que su producción de aquellos días tiene un valor artístico extraordinario. Muy pronto volvió a Barcelona, donde todo le era más fácil. Tuvieron que pasar varios años -concretamente hasta 1906- para que una revista como Le Rire le publicase algunos dibujos.

En cuanto llegó, expuso en 1902 en la Sala Parés con sus compañeros del Cercle de Sant Lluc, y en 1903 comenzó a colaborar en Cu-Cut!, semanario creado en 1902. Era una publicación de humor agresivo y de crítica social, que representaba los ideales catalanistas de una burguesía relativamente avanzada, fervientemente católica y muy estricta en temas de moralidad pública. En Cu-Cut! participaban figuras de la ilustración como Cornet -que era el director-, Junceda y Llaverias. Opisso fue bien recibido, aunque su paso por los Quatre Gats -por entonces ya cerrado- hería a algunas personas susceptibles. Algunos de los dibujos publicados en esta revista constituyen el precedente de las composiciones multitudinarias que hicieron famoso a Ricard Opisso. Cuando en 1912 Cu-Cut! desaparece súbitamente, por motivos estrictamente políticos, Opisso pasó a colaborar en L'Esquella de la Torratxa.

L'Esquella de la Torratxa era un semanario republicano enemigo absoluto de Cu-Cut!, en el cual pudo manifestarse con toda sinceridad. Colaboró con L'Esquella hasta 1934, y en esta publicación se encuentra lo mejor de la obra de Opisso como dibujante humorista. Fue entonces cuando creó sus famosas páginas centrales de "multitudes" y un conjunto de dibujos que hacen de Opisso, en palabras de Sempronio, el cronista gráfico de Barcelona. Son dibujos a pluma, carbón o lápiz, iluminados algunos originales con pastel o acuarela. En esta época no faltan algunas obras al óleo o al guache que recuerdan mucho a Toulouse- Lautrec. Anecdóticamente se explica que Antoni López, editor de L'Esquella, conocido por su tacañería, le pagaba los dibujos a tanto el personaje, y que este hecho fue el origen de las "multitudes". Preguntado sobre cómo lo hacía para dibujar este gentío de protagonistas, contestó que el elemento más importante era "el uso infatigable de la goma de borrar". Durante estos años publicó obras en diferentes semanarios de cariz político, como La Campana de Gràcia, El Neula, Or i Flama,El Senyor Canons o El Crit, entre otras; en revistas infantiles como La Biblioteca Patufet, Virolai, T.B.O., Pocholo o La Mainada, y también en revistas subidas de tono como K.D.T., El Caloyo, Bartolo y, sobre todo, Papitu, donde firmaba Bigre.

En 1921 inició las producciones deportivas. Aunque Ricard Opisso no era deportista, su curiosidad por todo lo que era activo y actual le llevó a dibujar sobre diferentes deportes. Fue poco asiduo a los campos de fútbol y a otras manifestaciones deportivas, pero quien quiera conocer la historia y el humor del deporte catalán -y muy especialmente del Barça- de estos años hasta la Guerra Civil tiene necesidad de contemplar su obra. Fue publicada primeramente y singularmente en Xut! (semanario creado en 1922) y después en la revista en castellano El Campeón. En Xut!, Opisso publicó la parte más importante de su obra de tema deportivo. Son numerosas las páginas, portadas y contraportadas dedicadas a los diferentes acontecimientos deportivos y a caricaturas de protagonistas del deporte. Fueron famosas sus creaciones de grandes multitudes dirigiéndose al campo de juego los días de partido y de encuentros de fútbol donde están representados la casi totalidad de los jugadores, los árbitros y masas ingentes de espectadores, todos y cada uno de ellos en situaciones y actitudes diversas. Cabe señalar que muchas de sus obras de tema deportivo recuerdan momentos anecdóticos de los equipos catalanes de fútbol.

Figura 8 Els Quatre Gats (después de 1900).

Figura 9 Primer dibujo publicado: revista Luz (1898).

El Campeón comenzó a publicarse en 1923 y tuvo una vida corta. En los siete primeros números incluyó una doble página central obra de Ricard Opisso, dedicada a una multitudinaria y espectacular situación, generalmente futbolística, por la cual el autor cobraba más de cien pesetas. Este precio, entonces extraordinario y "astronómico", obligó al editorial a prescindir de él en un intento fallido de salvar la revista, que no pasó de los cuarenta números.

Se conocen en Barcelona dos importantes coleccionistas de la obra de Opisso: Jordi Clos y Joan Antoni Samaranch. En la colección de éste, dedicada casi únicamente al deporte, se encuentran dos dibujos de especial simbolismo deportivo. Uno de ellos se refiere al entonces llamado monstruo del profesionalismo (1926) y el otro a la encarnizada defensa de esta situación, en aquel momento ya institucionalizada, por parte de los que no deseaban el regreso del amateurismo (1928).

Figura 10 Raval de Barcelona. Portada de Quatre Gats (n.º 8, 1899).

Figura 11 Aspecto de la Diagonal en día de partido. Xut! (1928).

Figura 12 La campaña contra el juego violento. Invasión del campo. Xut!

Figura 13 Campo del Barça: recreo para los deportistas. Colección Samaranch.

Figura 14 La jugada del córner. El Campeón (1921).

Posiblemente la extensa colección de cromos publicitarios de Xocolates Juncosa, denominada Sports siglo xx, es la mejor muestra de la obra de temática deportiva original de Ricard Opisso. Constituye un conjunto de imágenes dedicadas a diferentes deportes -fútbol, boxeo, ciclismo, remo, natación, montañismo, cross-country-, y en todas ellas destaca una situación deportiva atolondrada y espectacular, cargada de un máximo humorismo, en la que intervienen muchísimos protagonistas sin que en ningún caso se pierda la realidad del ambiente.

Figura 15 El monstruo del profesionalismo. Xut! (1926). Colección Samaranch.

Figura 16 Intentando evitar la vuelta del amateurismo. Xut! (1928). Colección Samaranch.

Figura 17 Descarrilamiento provocado del tren del Barça (1929). Colección Samaranch.

Figura 18 El Español: -Me llevo el pollo porque tengo muchos campeonatos atrasados (1927). Colección Samaranch.

Los años treinta, rodeado por la popularidad ciudadana y viviendo una cierta bohemia, Ricard Opisso perdió empuje artístico y quiso realizar una cómoda vuelta al pasado, recreando ambientes y personalidades. Como explica Josep Maria Cadena, se engañó a sí mismo datando dibujos recientes como si fuesen de final de siglo o "envejeciendo" por métodos poco ortodoxos el papel de sus dibujos. Durante la Guerra Civil, Opisso, que era republicano de orden, se asustó ante el movimiento revolucionario de Barcelona e intentó mantenerse al margen de tota actividad política. Por compromiso ilustró el 1937 un librito patrocinado por la Acadèmia de Ciències Mèdiques titulado Ciutadà què has de fer davant la guerra aèria [Ciudadano qué has de hacer frente la guerra aérea]. Refugiado en Rellinás, fue espectador de la derrota republicana y del paso de los que huían buscando la seguridad de la frontera con Francia. Impresionado, dibujó una patética serie que reflejaba la magnitud de la tragedia de la guerra y que artísticamente le trasladaba a sus obras de juventud.

Acabada la guerra, volvió a Barcelona, donde a partir de 1941 comenzó una sucesión de exposiciones casi anuales durante un período de más veinte años. Josep Maria Cadena, en su antológico libro Opisso (Barcelona: colección Petrixol Ocho S.L.; 2003) nos habla de estas muestras con palabras de Juan José Castillo, crítico de arte del Diario de Barcelona, el cual en 1949 escribía: "escenas de principios de siglo, elegantes con su perro o perros que podemos fechar por la raza del can de moda; temas circenses, de equitación, de multitudes, de gitanos, de toreros, etc. Una vez más hemos pasado un buen rato ante sus ocurrentes dibujos". Publicó dibujos en T.B.O.,Chicos y Destino, y creó el tipo de las jovencitas topolino -que llevaban zapatos con una gran suela de corcho- acompañadas de perritos. Escribió también entonces un conjunto de artículos para el Diario de Barcelona, ilustrados con imágenes que recordaban la época de los Quatre Gats y con anécdotas de Gaudí y de la construcción de la Sagrada Familia.

Su hijo Alfred explica que la revista francesa Le Rire le encargaba a Ricard Opisso los dibujos por telegrama, y que éste los guardaba siempre juntamente con las cartas, notas, tarjetas postales y trozos de papel que le escribían los amigos; que coleccionaba juguetes de latón, viejas máquinas de cine, jaulas japonesas de grillos, calabazas peruanas decoradas y cometas valencianas y brasileñas. Durante sus últimos años Opisso, que siempre fue gruñón e inconformista, agravó este carácter y se convirtió en un raro personaje que huía de las corrientes de aire y apedreaba los perros que ladraban por los patios por la noche. En un archivador sobre el que había escrito con grandes letras la frase "Coses que emprenyen" [Cosas que fastidian] guardaba diferentes escritos, retazos de diario y dibujos, entre los cuales había obras de Picasso.

La muerte de su esposa lo hundió, y Ricard Opisso murió el 21 de mayo de 1966 en Barcelona. Josep Maria Cadena cerró su extraordinario libro ya citado escribiendo: "Los periódicos informaron de su muerte, pero sin demasiada amplitud. Fue más tarde que, gracias a diversas exposiciones, tanto de homenaje a su memoria como de cariz comercial, la valoración crítica de su obra creció de una manera constante y cada vez más positiva".

Información consultada

Exposición Ricardo Opisso (1880-1966). Barcelona: Saló del Tinell; 1979.

Exposición Opisso (1888-1966). Barcelona: Palau de la Virreina; 1980.

Homenaje a Opisso y Exposición Internacional de Carteles Deportivos. Barcelona: Salón Náutico Internacional; 1973.

Opisso. Barcelona: Fundació "la Caixa"; 1988.

Ricardo Opisso. Barcelona: Art Petritxol; 1990.

Exposición Opisso-Cornet. Barcelona: Art Petritxol; 2000.

Cadena, Josep M. Opisso. Barcelona: colección Petritxol Ocho; 2003.

Exposición Opisso. Tarragona: Caixa Tarragona; 2003.

Ricardo Opisso, Dibuixant de Catalunya (col·lecció Samaranch). Santa Cristina d'Aro: Fundació "la Caixa"; 2004.

50 dibuixos de Ricard Opisso (col.lecció Samaranch). Castell d'Aro: Fundació "la Caixa"; 2008.

Col.lecció Jordi Clos. Barcelona: Hotel Astoria.

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