Los estudios publicados demuestran que los mayores que realizan actividad física tienen una mejor calidad de vida, funcionalidad y equilibrio. Este estudio tiene como objetivo observar cambios en la fuerza explosiva y en la capacidad de equilibrarse en personas mayores tras una intervención para la mejora de la fuerza funcional.
Material y métodosParticiparon 27 sujetos físicamente activos de 69,2 ± 4,9 años y 1,613 ± 0,092 m de estatura. Se realizó una toma de datos inicial, 8 semanas de intervención (dos sesiones por semana) y una toma de datos final. Se usó un test de salto con contramovimiento sobre una plataforma de fuerzas Quattro Jump (Kistler, Suiza) y un test de los límites de estabilidad con la trayectoria del centro de presiones sobre una plataforma de fuerzas 9281CA (Kistler, Suiza). Tras 3 meses de finalizar la intervención se realizó un test de seguimiento.
ResultadosSe observó un aumento del stiffness de las extremidades inferiores (p < 0,01) y una disminución de la altura de salto (p < 0,05) en el test de salto con contramovimiento. En el test de los límites de estabilidad se obtuvo un aumento del área y de la velocidad media de desplazamiento del centro de presiones tras la intervención (p < 0,05). Esta mejora se mantuvo después del periodo de seguimiento de 3 meses.
ConclusiónEl entrenamiento de la fuerza funcional en personas mayores ha mejorado los límites de estabilidad del centro de presiones, por lo tanto ha mejorado su equilibrio a pesar de ser un grupo de mayores físicamente activos.
Published research studies show that elderly subjects who do physical activities achieve a better quality of life, functional abilities and balance. This study aimed to observe changes produced in explosive power and balancing ability after an intervention to improve functional strength.
Material and methods27 physically active subjects aged 69.2 ± 4.9 years with a height of 1.613 ± 0.092 m participated. The method was as follows: initial data were gathered at the beginning, 8 weeks of intervention (2 sessions a week) and then data were gathered again at the end. A countermovement jump test on a Quattro Jump force plate (Kistler, Switzerland) was carried out, as well as centre of pressure tracking for stability limits test using a 9281CA force platform (Kistler, Switzerland). After 3 months of intervention the final tracking test was performed.
ResultsIncreases in lower limb stiffness (p < 0.01) and jump height (p < 0.05) were shown while doing the countermovement jump tests. Increases in centre of pressure shifting area and average speed were achieved on the stability limits test, comparing the initial and final data (p < 0.05). This improvement was maintained after follow-up of 3 months.
ConclusionFunctional strength training in elderly people improved the centre of pressure track of stability limits test, so balance was also improved in a group of physically active senior citizens.
En las sociedades occidentales la población de personas mayores crece de forma importante. Este sector de la población sufre frecuentes caídas por pérdida de equilibrio que se incrementan con la fragilidad asociada a la edad1, 2 lo que supone un coste económico, un problema de salud importante3, 4 y repercute en la esperanza de vida3. Los estudios publicados hasta la fecha demuestran que los mayores que realizan actividad física tienen una mejor calidad de vida, funcionalidad y equilibrio5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18. También destacan que los entrenamientos de fuerza mejoran su equilibrio ya que este se ve afectado por la carencia de la fuerza mínima requerida para mantenerlo9, 19. Esta introducción se descompone en los siguientes puntos, que luego son abordados en un programa de intervención en personas mayores: la fuerza estudiada mediante el salto, el equilibrio, la masa muscular, los tipos de entrenamiento y los objetivos de este estudio.
La fuerza estudiada mediante el saltoEstudiar la fuerza de las extremidades inferiores mediante el salto supone una ventaja al no necesitar de sofisticadas máquinas y al ser un movimiento natural que puede ser realizado por los mayores sin el riesgo de tener que tomar precauciones especiales. Los métodos más comunes usados con personas mayores son el salto con contramovimiento (CMJ) y salto sin contramovimiento (SJ)9, 20.
En los trabajos publicados se expone que respecto a los adultos los ancianos saltan menos, generan menores picos de fuerza vertical y de potencia mecánica en la batida, tienen un mayor stiffness y descienden menos el centro de gravedad en el contramovimiento21.
Además, al comparar ancianos españoles físicamente activos con personas asiáticas de características similares, detectamos que los españoles muestran menor fuerza y rango de movimiento (ROM) de las extremidades inferiores al realizar el test CMJ sobre plataforma de fuerzas21. En los estudios publicados los ancianos asiáticos descienden más el centro de gravedad en el contramovimiento que los europeos, lo que influirá en tener unos valores de stiffness menores21.
Un alto nivel de rigidez (mayor stiffness) unido a un ROM acortado y a valores bajos de fuerza explosiva en los ancianos europeos y en particular los españoles influyen negativamente en el correcto mantenimiento del equilibrio postural, lo que puede favorecer caídas.
El equilibrioInvestigaciones como la de Izquierdo et al.22 que se realiza con 3 grupos de diferentes edades concluyen que los ancianos tardan más en desplazar el centro de presiones (COP) hasta la diana iluminada y permanecen menos tiempo dentro: de ello se revela un menor equilibrio postural. Observaron también una correlación importante entre las variables de los test de equilibrio y la máxima velocidad de desarrollo de la fuerza isométrica en los grupos de mayores, lo que no sucedía en sujetos jóvenes. Así concluían que tener más fuerza no mejora el equilibrio en jóvenes pero sí en personas mayores. En este sector de la población, tener un nivel de fuerza limitado les afecta en el desarrollo de actividades de la vida diaria como la marcha, subir escalones o reequilibrarse de un traspié23.
Baydal-Bertomeu et al.24 describen patrones de comportamiento postural en test de equilibrio estático en diferentes grupos de población sana española. Entre ellos incluyen un grupo de ancianos, del que no especifican si son activos o sedentarios, aunque por sus resultados se desprende que probablemente sean sedentarios.
En nuestra opinión faltarían más estudios de test de fuerza y equilibrio sobre personas mayores físicamente activas de población española.
Los tipos de entrenamientoEn los años ochenta se comenzó a estudiar el mecanismo de caída en los mayores y cómo prevenirlo mediante diferentes tipos de programas de entrenamiento. En un principio los trabajos se centraron en el de fuerza de la extremidad inferior con máquinas de musculación para reducir las caídas25. Estos estudios observaron un efecto positivo en la funcionalidad de la vida diaria26. No obstante no nos vamos a centrar en los estudios con entrenamientos específicos de fuerza en mayores para compensar la sarcopenia asociada a la edad porque es un tema ampliamente estudiado26.
Para reducir el riesgo de caídas en las personas mayores se han propuesto entrenamientos combinados de patrones de movimiento y equilibrio24, 27, 28. Varios estudios afirman que el entrenamiento del equilibrio es un buen método de prevención de caídas en mayores por el deterioro que sufre esta capacidad con el paso de los años9, 24, 29. Para el trabajo del equilibrio se han utilizado métodos de trabajo tradicionales asiáticos como el Tai-Chi30, 31.
La disminución del ROM de las extremidades inferiores se considera un factor de riesgo importante en las caídas. Por ello se han propuesto también entrenamientos de trabajo de fuerza y flexibilidad para contrarrestar su disminución32, 33, 34, 35. Pero algunos autores han observado mejores resultados en la ampliación del ROM con entrenamientos específicos de equilibrio36.
En los últimos años se usan cada vez más diferentes ejercicios funcionales en las intervenciones. Entendiendo funcional como un ejercicio similar a actividades que se realizan en la vida diaria. Por ejemplo la marcha, subir escaleras o sentarse y levantarse de sillas, que se combinan con tareas cognitivas y con otras capacidades físicas37, 38, 39, 40, 41. Un patrón de marcha variable es propio de los ancianos con elevado riesgo de sufrir caídas. Estos ante un traspié se reequilibran mediante pasos más cortos y frecuentes que son considerados como signos del denominado síndrome de fragilidad de los mayores42, 43, 44, 45, que se asocia a una importante disminución de la esperanza de vida46.
El efecto de los programas de intervenciones se evalúa con test que podríamos dividir en dos grupos: funcionales y no funcionales. Los test funcionales son en su mayoría evaluaciones de la marcha combinada con tareas cognitivas o coordinativas37, 38, 47 y los no funcionales examinan las respuestas ante un desequilibrio dando un paso48, 49, 50, 51 o miden los cambios en una determinada capacidad física como por ejemplo en la flexibilidad mediante la medida del ROM51.
ObjetivosEl presente estudio surge por la escasez de investigaciones que analicen los cambios que sufre la fuerza funcional en sujetos sanos y físicamente activos aplicando intervenciones con ejercicios funcionales, ya que es la fuerza útil para la vida diaria y es justamente en el que nos interesa que haya mejoras.
Así el objetivo de este estudio ha sido analizar los cambios que se producen en la fuerza explosiva y en la capacidad de equilibrarse tras una intervención que pretende mejorar la fuerza funcional del tren inferior en personas mayores físicamente activas.
Material y métodosParticipantesEn el estudio participaron voluntariamente 27 sujetos sanos y físicamente activos (12 hombres y 15 mujeres) de 69,2 ± 4,9 años, 1,613 ± 0,092 m de estatura y 73,10 ± 14,90 kg. Los sujetos practicaban gimnasia de mantenimiento para mayores en sesiones de una hora, tres veces por semana. Se excluyó del estudio a personas con trastornos osteomusculares, prótesis en la extremidad inferior, problemas en la vista o vestibulares, patologías que afectaran el equilibrio y que pudieran alterar el resultado de los test.
Se realizó una familiarización previa con los test, una toma de datos inicial, 8 semanas de intervención y una toma de datos final. Posteriormente, tras 3 meses de inactividad se hizo una última toma de datos como seguimiento, a 13 de los 27 sujetos participantes.
El estudio siguió las recomendaciones de la Declaración de Helsinki y fue aprobado por el Comité de Investigación Clínica del Hospital General Universitario de Ciudad Real. Todos los participantes firmaron una carta de consentimiento informado y podían abandonar libremente el estudio si así lo decidían en cualquier momento.
Protocolo y variablesSe realizó un test de salto CMJ y un test de los límites de estabilidad con la trayectoria del COP. Se utilizaron dos plataformas de fuerzas en la toma de datos. Para el CMJ una Quattro Jump (Kistler, Suiza) y para el recorrido del COP una 9281CA (Kistler, Suiza).
El CMJ se realizó con una frecuencia de muestreo de 500 Hz. El sujeto adoptaba una posición inicial de bipedestación con el tronco vertical y mirada al frente. Las extremidades inferiores estaban extendidas y las manos colocadas en la cintura comprobándose que no se despegaban en ningún momento. La caída debía realizarse con las extremidades inferiores extendidas y sin desequilibrios hasta volver a la bipedestación inicial. Se realizaban dos saltos válidos de los que se usó el de mayor altura de vuelo. Se estudió la altura de vuelo (% de estatura), la velocidad de descenso (m/s) y el stiffness vertical en el contramovimiento (BW/% de estatura).
Después se realizó el test de los límites de estabilidad. Se registró con una frecuencia de 50 Hz. Tenía una duración de 30 s, de los que se usaron 5 s para explorar la máxima amplitud lograda en el desplazamiento del COP en cada uno de los siguientes límites: delante, atrás, derecha e izquierda. El sujeto lo ejecutaba descalzo en apoyo bipodal, con ojos abiertos y brazos cruzados sobre el pecho. Los pies se colocaron con una abertura interna de 40° que se comprobaba mediante una planilla y por detrás se comprobó mediante otra tabla que los talones estuvieran alineados, sin que se tocaran. Se le indicaba al sujeto cuándo debía desplazar el COP a cada extremo. Se realizaron dos test válidos de los que se usó el de mayor área recorrida por el COP. Se analizaron el área del recorrido del COP (cm2), sus rangos en X e Y (cm2) y su velocidad media (cm/s).
EntrenamientoLos participantes recibieron 25 minutos de entrenamiento por sesión, 2 veces a la semana durante 8 semanas. Las sesiones eran dirigidas por un licenciado en Educación Física especialista en trabajo con personas mayores. La intervención se realizaba durante las clases de gimnasia para mayores a las que asistían los sujetos. Las sesiones se llevaban a cabo después de 25 minutos de ejercicios de calentamiento dirigidos por su monitor habitual.
La intervención se dirigió al aumento de la fuerza funcional ya que es la fuerza útil. Se utilizaron ejercicios funcionales, similares a las actividades de la vida cotidiana como andar, subir escaleras o recoger objetos del suelo y ejercicios de flexibilidad. No se utilizaron cargas externas. Todos los ejercicios se realizaban con el propio peso corporal. El trabajo se propuso en forma de circuito. A lo largo de las 8 semanas se fue incrementando la intensidad de los ejercicios con mayor ROM y la dificultad en la coordinación.
Análisis estadísticoLa estadística se realizó con el paquete estadístico SPSS V17.0 (IBM, EE. UU.). Se realizó ANOVA de medidas repetidas de dos vías para analizar los efectos de la intervención y su comparación con los sujetos usados de control, después de un periodo de descanso, durante la fase de seguimiento. Cuando apareció un efecto principal se utilizó el post hoc de Bonferroni. Solo se consideraron niveles de significación de p < 0,05.
ResultadosLa Tabla 1 muestra las variables descriptivas (edad, peso y estatura) de los sujetos participantes.
Tabla 1. Variables descriptivas pre-, postintervención y seguimiento
Variables antropométricas | Preintervención | Postintervención | Seguimiento |
Sujetos | 27 | 27 | 13 |
Edad (años) | 69,67 ± 4,62 | 69,67 ± 4,62 | 69,23 ± 4,62 |
Peso (kg) | 71,33 ± 12,73 | 71,28 ± 12,74 | 73,10 ± 14,90 |
Estatura (m) | 1,584 ± 0,088 | 1,584 ± 0,091 | 1,613 ± 0,092 |
En la Tabla 2 se exponen los resultados obtenidos en el test de salto CMJ. Se observaron aumentos del stiffness (p < 0,01) y un descenso de la altura de salto (p < 0,05) entre pre- y postintervención. Se observaron también un ligero aumento del pico de potencia de la batida y un ligero descenso del centro de masas en el contramovimiento entre pre- y postintervención (no significativos).
Tabla 2. Variables del CMJ pre-, postintervención y seguimiento
Variables CMJ | Preintervención | Postintervención | Seguimiento |
Pico potencia batida (W/kg) | 25,82 ± 5,00 | 25,95 ± 4,68 | 24,85 ± 5,23 |
Descenso en el contramovimiento (% estatura) | -9,90 ± 3,53 | -9,69 ± 3,88 | -11,67 ± 4,74 |
Altura salto (m) | 0,104 ± 0,042 | 0,098 ± 0,039 * | 0,10 ± 0,005 |
Stiffness (kN/m) | 10,75 ± 5,29 | 11,28 ± 5,50 | 9,02 ± 5,49 |
Stiffness (BW/% estatura) | 0,16 ± 0,05 | 0,18 ± 0,05 ** | 0,18 ± 0,06 |
Altura salto (% estatura) | 6,51 ± 2,43 | 6,11 ± 2,23 * | 6,12 ± 3,05 |
* p< 0,05.
** p< 0,01.
Los resultados de trayectorias del COP en el test de límites de estabilidad obtenidos en los distintos momentos de medida se describen en la Tabla 3. Se obtuvo un aumento del área y de la velocidad media de desplazamiento del COP entre pre- y postintervención (p < 0,05). Aunque el aumento más significativo fue en el rango de desplazamiento en X (eje medio lateral) (p < 0,01).
Tabla 3. Variables del test de equilibrio estático pre-, postintervención y seguimiento
Variables trayectorias del COP | Preintervención | Postintervención | Seguimiento |
Área (cm2) | 82,21 ± 42,67 | 93,34 ± 43,72 * | 93,11 ± 51,64 |
Velocidad media (cm/s) | 4,1 ± 0,9 | 4,4 ± 1,1 * | 4,3 ± 1,1 |
Rango en X (cm) | 13,8 ± 4,5 | 15,2 ± 4,5 ** | 14,9 ± 5,4 |
Rango en Y (cm) | 11,0 ± 3,0 | 11,6 ± 2,8 * | 11,5 ± 3,2 |
COP : centro de presiones.
* p< 0,05.
** p< 0,01.***p< 0,001.
La mayoría de los estudios con personas mayores que desarrollan intervenciones con entrenamiento funcional se realizan o con sujetos sanos sedentarios o con enfermos47, 49, 52, 53, 54. Como Arampatzis et al.49 que realizan su estudio con sujetos sedentarios sanos o Braure y Morris47 que llevan a cabo su estudio con enfermos de Parkinson. Por lo contrario en el presente estudio se realiza la intervención funcional utilizando sujetos sanos físicamente activos, de los que hay carencia de información. A pesar de ser físicamente activos hemos observado en esta población tras la intervención realizada mejoras tanto en test de fuerza para la extremidad inferior como en test de equilibrio y estos cambios se mantienen 3 meses después.
La duración de las intervenciones habituales en la bibliografía con personas mayores es variada, llegando hasta los 6 meses. En este estudio se han obtenido algunos cambios significativos en los test realizados con una intervención de 8 semanas. Silsupadol et al.37, 38 realizaron el entrenamiento de 4 semanas de marcha con tareas cognitivas a mayores sanos y obtuvieron mejoras en la velocidad de la marcha y concluían que los entrenamientos de doble tarea con variación de instrucciones eran más eficaces para mejorar en el equilibrio.
En esta investigación los ejercicios funcionales utilizados fueron actividades similares a la vida cotidiana como andar o recoger objetos del suelo y se fue incrementando la intensidad y dificultad de los ejercicios a lo largo de la intervención.
Tanto en intervenciones con ejercicios funcionales como estudios sin intervención realizados a personas mayores los tipos de test utilizados de forma más habitual para observar los cambios son los test de marcha37, 38, 54, 55, 56, 57, 58.
En este estudio en vez de incluir test de marcha se decidió realizar test específicos para ver los cambios en la fuerza funcional de las extremidades inferiores mediante el test CMJ. Por otro lado se completó con un test de los límites de estabilidad con la trayectoria del COP para examinar los cambios en el equilibrio.
Tras la intervención los participantes mostraron un stiffness significativamente mayor (pre: 0,16 ± 0,05 BW/% estatura; pos: 0,18 ± 0,005 BW/% estatura; p < 0,01) que se mantiene tras 3 meses de inactividad y una altura del salto menor (pre: 6,51 ± 2,43% estatura; post: 6,11 ± 2,23% estatura; p <0,05). El pico de potencia de la batida (pre: 25,82 ± 5,00 W/kg; post: 25,95 ± 4,68 W/kg) tuvo un ligero aumento pero no fue significativo y no cambió en el periodo de seguimiento. En esta investigación los sujetos obtuvieron una altura de salto postintervención en el CMJ (0,098 ± 0,039 m) menor que los sujetos de Izquierdo et al.9 (0,11 ± 0,01 m), aunque estos eran más altos que nuestros participantes. Pero se consiguió una altura de salto y pico de potencia de batida (25,95 ± 4,68 W/kg) mayor que los ancianos daneses de Larsen et al.59. Se observó que en la bibliografía no es habitual que se contemple el mantenimiento del efecto de la intervención a pesar de su interés práctico.
Los ancianos de Liu et al. (1,72 ± 0,78 kN/m)21 producían un stiffness mucho menor que los participantes en este estudio (11,28 ± 5,50 kN/m). Esto puede ser debido a que pesaban menos, ya que frecuentemente los ancianos asiáticos tienen un estilo de vida más activo, lo que les facilita descender más el centro de masas en la batida del salto.
Si comparamos a los sujetos del presente estudio con los también ancianos españoles del estudio de Rodríguez-Berzal et al.60 observamos que los de este estudio han obtenido valores más bajos en el pico de potencia de batida, descenso en el contramovimiento y altura de salto, lo que explica que hayan mostrado un mayor stiffness.
Solà et al.61 obtuvieron una altura de salto basal en el CMJ (9,4 ± 4,0 cm) menor que los sujetos de esta investigación (10,4 ± 4,2 cm) pero comentan que tras la intervención encontraron una reducción de la altura de salto 0,2 cm mientras que en este estudio los participantes lo han reducido 0,6 cm. Esto puede ser debido a que su tipo de intervención era más enfocada a la fuerza de la extremidad inferior y realizaban muchos ejercicios similares al movimiento del CMJ durante 24 semanas, mientras que en esta intervención tenía ejercicios similares a actividades de la vida diaria durante las 8 semanas que duró la intervención. En nuestra opinión se podrían haber obtenido mejores resultados en el test del CMJ si el grupo hubiera sido más reducido y así prestar más atención a la ejecución de ejercicios como bajar a coger un objeto o sentarse y levantarse. Ya que muchos de estos sujetos han comenzado a realizar actividad física con edad avanzada y no ejecutan los ejercicios de forma suficientemente correcta, a pesar de la atención recibida. Por ello creemos que el tamaño del grupo que recibe una intervención es un factor importante que debería ser tenido en cuenta en futuros estudios.
En el presente estudio, tras la intervención los sujetos obtuvieron mejoras significativas en el test de límites de estabilidad. Después de la cual la trayectoria del COP aumentó el área (pre: 82,21 ± 42,67 cm2; pos: 93,34 ± 43,72 cm2; p < 0,05) como en el de velocidad media (pre: 4,1 ± 0,9 cm/s; pos: 4,4 ± 1,1 cm/s; p < 0,05) en el test de límites de estabilidad. Estos cambios se mantuvieron tras 3 meses de inactividad. El aumento de la velocidad permite hacer correcciones de forma rápida ante posibles perturbaciones del equilibrio por lo que se considera un efecto positivo.
Al igual que en el presente estudio, Lee y Park62 obtuvieron mejoras en el área del test de equilibrio aunque ellos realizaban una intervención de fuerza tradicional. Los coreanos obtuvieron en el test de los límites de estabilidad una mejora tras la intervención de 31,6 cm2 mientras que en esta investigación se obtuvo una mejora de 11,13 cm2. Esta diferencia en las mejoras en el área pueden deberse a que ellos realizaban una intervención de 12 semanas mientras que la de este estudio era solo de 8 semanas. Además partían de un área preintervención (41,7 ± 23,2 cm2) menor (peor) que la de los sujetos de esta investigación (82,21 ± 42,67 cm2) por lo que, como ellos mismos concluyen, la posibilidad de mejora se reduce cuando los sujetos presentan unos datos basales mejores, como eran los nuestros.
Se han realizado muchos estudios sobre los efectos del entrenamiento de fuerza en las actividades de la vida diaria de las personas mayores. Al igual que se han realizado muchos estudios con intervenciones de equilibrio con el fin de reducir el número de caídas en este sector de la población. Joshua et al.63 comparan, en su estudio de 6 meses, el efecto de un entrenamiento de fuerza, un entrenamiento tradicional de equilibrio y la combinación de ambos. Consiguieron mejoras significativas en la evaluación funcional de los grupos de fuerza y combinado comparados con el grupo de entrenamiento tradicional de equilibrio. Concluyen que el entrenamiento de fuerza es más efectivo para la mejora de los límites de estabilidad en mayores que el entrenamiento de equilibrio tradicional, siempre que el entrenamiento esté bien estructurado, sea progresivo, dirigido a los principales músculos y esté supervisado. La presente intervención estaba basada en un entrenamiento funcional de fuerza y equilibrio, basado en tareas propias de la vida diaria. Los participantes lograron una mejora en el área del test de límites de estabilidad de 11,13 cm2 mientras que los sujetos del sur de la India tras una intervención de fuerza de 6 meses obtuvieron en su test de evaluación funcional una mejora de 7 cm2 en el grupo de entrenamiento de fuerza y 6 cm2 en el entrenamiento combinado. Así la presente intervención de tipo funcional ha mostrado ser más eficaz en la mejora de los límites de estabilidad que la de entrenamientos tradicionales de fuerza, equilibrio o combinados.
Teniendo en cuenta lo que hemos expuesto y pensando en limitaciones del presente estudio y en el interés de futuros trabajos creemos que deberíamos focalizar más la atención en la mejora de la fuerza funcional de la extremidad inferior y deberíamos realizar también algún test funcional para evaluar el efecto de la intervención, como por ejemplo sentarse y levantarse o caminar en el exterior.
ConclusionesTras este estudio hemos llegado a las siguientes conclusiones:
• El entrenamiento realizado, dirigido al aumento de la fuerza funcional en personas mayores físicamente activas ha incrementado los límites de estabilidad de las trayectorias del centro de presiones y el aumento se ha mantenido después de 3 meses. Esto significa una mejora del equilibrio en el grupo sometido a la intervención.
• De cara a futuras intervenciones sería interesante trabajar con grupos más reducidos y así poder prestar una atención más personalizada durante el entrenamiento. Creemos que de esta manera los cambios tras la intervención podrían ser mayores.
Este proyecto ha sido financiado por el Consejo Superior de Deportes, referencia 089 UPB10/12 (2012).
El proyecto también recibió el apoyo en forma de material deportivo por parte de Decathlon, Toledo.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
Agradecimientos
Se agradece al Ayuntamiento de Getafe (Madrid), al Polideportivo Cerro Buenavista de Getafe (Madrid) y a todos los participantes en el estudio su colaboración.
Recibido 6 Abril 2015
Aceptado 15 Junio 2015
Autor para correspondencia. elena.rodriguez.berzal@gmail.com