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Vol. 41. Issue 151.
Pages 83-85 (July 2006)
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Vol. 41. Issue 151.
Pages 83-85 (July 2006)
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Las mujeres en la investigación de la medicina del deporte
Women in sports medicine research
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María José Bilbaoa
a Responsable del Gabinet de Génere del Consell Català de l'Esport.
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No fui consciente de lo que suponía decir que sí a Ramon Balius, director de esta revista, cuando me pidió un editorial acerca de la situación de las mujeres en el campo de la investigación de medicina del deporte. He visitado multitud de páginas web y de memorias de actividad de Cataluña y de España. He leído novelas negras para adquirir nuevas tácticas de seguimiento de pistas... y me he encontrado con muchas cosas pero no con lo que andaba buscando para hacer el editorial: las cifras.

Como dice la Dra. Hilary Rose, de la Universidad de Bradford (Reino Unido): "las estadísticas son capitales; la palabra estadística quiere decir 'los números de la situación o, si se quiere, los números del estado (del latín status)'; si se quiere tener una política hay que disponer de estadísticas fiables. Sin estadística el problema no existe y por tanto la política para tratarlo tampoco. Sin estadística sólo opinamos. La estadística ayuda a identificar los problemas y también a monitorizar la efectividad de los remedios aplicados".

No he encontrado estadísticas que permitan saber cuántas doctoras especializadas en medicina del deporte son investigadoras principales o responsables de proyectos de investigación, si trabajan en el ámbito público o privado y de dónde obtienen sus fuentes de financiación. Sólo puedo opinar por lo que algunas de ellas me dicen: que son pocas.

Sé, por el estudio europeo She Figures 2003, que en el campo de la investigación en general y de las ciencias de la salud en particular las mujeres están infrarrepresentadas. El Estado español aporta datos acerca de las investigaciones del CSIC (área gubernamental), y dice que en el área de las ciencias médicas (sin especificar ámbito) son el 42,1%. Ahora bien, en el apartado de los comités científicos (CSIC, Oficina de Ciencia y Tecnología y universidades de titularidad pública) estos porcentajes disminuyen hasta el 27,9%. No hay cifras españolas referentes a áreas universitarias no públicas ni del ámbito de la investigación sin ánimo de lucro.

España declara que el 48,7% de las licenciaturas y doctorados en ciencias de la salud y sociales son realizadas por mujeres. Sorprende la diferencia de proporción entre las que se gradúan y las que aparecen en los campos de investigación. Ello puede ser debido a que las mujeres se encaminan hacia otros sectores profesionales o a que desarrollan otros trabajos más técnicos ("técnicos" como opuesto a investigación). Quizás, lo que sea más importante es la concentración vertical de las cifras. La dimensión vertical es la única que nos dice algo acerca de la desigualdad entre sexos porque describe la presencia de los hombres y de las mujeres en posiciones concretas del sistema jerárquico.

Uno de los indicadores verticales es la "razón de feminización" (feminisation ratio [FRi]), que nos informa del número de mujeres por cada 100 hombres que se encuentran en la misma categoría jerárquica. La fórmula es FRi = (F/M) × 100 (donde F = número de mujeres, M = número de varones, y donde si FRi = 100 quiere decir que para aquella categoría jerárquica hay igual número de hombres que de mujeres).

Como todos los indicadores, lo mejor es valorarlos juntamente con otros, especialmente con el denominado "índice de disimilitud" (dissimilarity index [ID]) que refleja el porcentaje de hombres y de mujeres que se han de mover de una determinada categoría jerárquica a otra para que haya un equilibrio proporcional de composición del número de mujeres en todas las posibles ocupaciones. La fórmula es ID = 1/2Σi[Fi/F ­ Mi/M], donde "i" corresponde a una determinada posición laboral o cargo; ID = 1 indica la presencia exclusiva de uno de los 2 sexos, e ID = 0 denota una distribución paritaria de los 2 sexos en todos los puestos o categorías laborales.

Por ejemplo, si tenemos 3 tipos de lugar de trabajo (categoría) A, B y C con 17, 37 y 91 mujeres y 108, 74 y 182 hombres, respectivamente, la proporción global de mujeres es del 28,5%. Si aplicamos el ID, la cifra resultante es 0,1795, es decir, que el 18% de los investigadores e investigadoras debería cambiar de cargo con el fin de mantener la proporción del 28,5% de mujeres.

Por otro lado, hemos de decir que la distribución vertical de las mujeres según la escala jerárquica dibuja una forma de pirámide (base = categoría inferior), siendo la de los hombres una pirámide invertida.

La progresiva feminización de la medicina en España es un hecho. Medicina es la cuarta carrera universitaria por lo que respecta a la nota de acceso requerida (p. ej., 8,23 para entrar en la Universidad de Barcelona). En Cataluña hay 178.008 médicos colegiados y 70.669 médicas colegiadas. Las mujeres son pues el 39,7%, porcentaje muy similar a la media española del 39,9; la comunidad de Navarra es la que posee el porcentaje más alto de mujeres (43%).

Los datos de la Societat Catalana de Medicina de l'Esport nos dicen que hay 55 médicas asociadas, que representan el 20,9% de los 263 miembros.

Lo importante es que esta proporción se mantenga verticalmente, es decir, que se dé en todos los comités, consejos o grupos de asesoramiento científico donde se decide qué y quién investiga y con qué recursos. Las asociaciones, pero también cada uno de los centros de trabajo e investigación, han de velar para que esto sea así y cuando las cifras indiquen otra tendencia, se reflexione acerca de las causas que lo producen y se tomen medidas desde la perspectiva del buen gobierno que ha de guiar cualquier organización, grande o pequeña. Hemos de saber, no sólo opinar.

Finalmente, recordar que una de las barreras transversales para las mujeres en cualquier profesión, es la falta de tiempo cuando se tienen hijos, época que casualmente coincide con las edades en que se han de tomar decisiones importantes acerca de la carrera profesional.

Por tanto, hemos de estar todos y todas por la labor. Cuidar la vida es cosa de hombres y de mujeres. Investigar, también.

Sin estadística el problema no existe y por tanto la política para tratarlo tampoco. Sin estadística sólo opinamos

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