La parada cardiaca durante la práctica de deporte es un evento de baja incidencia. Sin embargo, al ser habitualmente presenciado presenta una tasa de supervivencia elevada si se compara con el paro cardiaco extrahospitalario en general. El objetivo de esta revisión es analizar las características especiales, dar recomendaciones para la instalación de desfibriladores externos automáticos y elaboración de un plan de acción médica adecuado a cada centro deportivo.
Cardiac arrest during sport practice is a low-incidence event, however, as it is commonly seen witnessed to have a high survival rate compared to general non-hospital cardiac arrest. The objective of this review is to analyze the special characteristics, give recommendations for the installation of automatic external defibrillators and the elaboration of an adequate medical action plan for each sports center.
La muerte súbita cardiaca (MSC) durante la práctica deportiva es un hecho poco frecuente, con una incidencia estimada de entre 1 y 2 casos por 100.000 deportistas y año1, pero tiene una gran repercusión en los medios de comunicación y la sociedad en general.
En un enfoque práctico de este problema de salud pública se ha descrito la «regla del 5» de la MSC en el deporte, debido a que representa un 5% de la incidencia total de MSC en la población general2, ocurre en un 5% en el sexo femenino3, un 5% se produce en deportistas competitivos4 y, sin embargo, los deportistas competitivos presentan un riesgo relativo 5 veces superior a los que practican deporte de forma recreacional4.
La incidencia de MSC en el deporte aumenta con la edad5, y a partir de los 35 años la principal causa es la enfermedad coronaria aterosclerótica, que multiplica por 4 veces su incidencia en relación a los más jóvenes6. En los menores de 35 años las causas de MSC durante la práctica deportiva son principalmente cardiopatías congénitas y hereditarias que afectan a la morfología del corazón y/o a trastornos de la conducción del impulso eléctrico7. En ambos casos las alteraciones pueden generar arritmias complejas desencadenadas durante el esfuerzo físico, que son finalmente la causa del paro cardíaco durante la práctica deportiva.
Para la prevención de la MSC en el deporte se ha propuesto el cribado pre-participativo con la historia clínica, el examen físico y el ECG del deportista; sin embargo, en algunas ocasiones pueden existir falsos negativos, en enfermedades congénitas como son las formas incompletas de expresión de una miocardiopatía, las anomalías del origen de la arterias coronarias, la enfermedad coronaria precoz, y otras enfermedades adquiridas, como la commotio cordis, la miocarditis o los trastornos hidroelectrolíticos8.
De acuerdo con los estudios de Marijon et al.2,4, más del 90% de los casos de parada cardíaca (PC) durante la práctica deportiva fueron presenciados2, y el principal determinante de una mejor tasa de supervivencia y un mejor estado neurológico al alta hospitalaria fue el inicio precoz de las maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP), que se llevó a cabo en un tercio de los casos4.
La tasa de supervivencia tras una PC puede ser hasta cerca de tres veces mayor cuando se produce durante la práctica deportiva en comparación con aquellos casos en los que la PC se produce fuera del ámbito deportivo, aunque según resultados del mismo estudio9 la mayor supervivencia solo se aprecia en los mayores de 35 años. En deportistas menores de 35 años la escasa incidencia de MSC hace difícil encontrar evidencia en la cual sustentar las estrategias de prevención. Sin embargo, en un estudio realizado en un total de 2.149 institutos de educación secundaria en Estados Unidos, con 39 casos de PC durante la práctica deportiva, se encontraron tasas de supervivencia al alta hospitalaria del 89%, tanto en jóvenes como en adultos, en relación con una RCP precoz y la utilización del desfibrilador externo automático (DEA)10.
Un buen funcionamiento del sistema de comunicación a los servicios de emergencias médicas locales es también esencial para aumentar las posibilidades de supervivencia del deportista, y en su forma más sencilla debe incluir al menos un teléfono móvil y conocer la ubicación de la instalación deportiva para facilitar el acceso. Es de esperar que en los próximos años exista un mayor número de organizadores, árbitros, entrenadores, preparadores físicos, deportistas e incluso espectadores que hayan recibido formación en RCP y utilización del DEA. En la actualidad disponemos de herramientas sencillas, como la aplicación para teléfonos móviles CPR11, que forma parte de las estrategias de prevención y manejo de emergencias en el terreno de juego de FIFA F-MARC; puede descargarse de forma gratuita, y mediante vídeos, sonido y texto tiene como objetivo enseñar a cualquier persona sin formación médica previa cómo actuar ante una PC de un deportista11.
En este contexto, el objetivo de este documento es ofrecer recomendaciones basadas en la evidencia científica disponible para la elaboración y puesta en funcionamiento de planes de acción médica (PAM) que incluyan la instalación de un DEA en los centros deportivos con el fin de garantizar una respuesta adecuada y precoz ante una PC.
La recomendación del año 2004 para el uso del DEA de la Sociedad Europea de Cardiología y el Consejo Europeo de Resucitación12 no hace mención a la situación especial del paro cardiaco durante la práctica deportiva; sin embargo, en el año 2015 las guías del Consejo Europeo de Resucitación incluyen por primera vez este apartado como una situación especial13 y reafirman la importancia de la organización previa de la respuesta a una PC y desfibrilación inmediata.
En relación con las grandes instalaciones deportivas en las que se celebren competiciones deportivas (estadios, pabellones, etc.), la Sociedad Europea de Cardiología Preventiva ha recomendado en un documento de consenso la existencia de un PAM y la instalación de un DEA que asegure la respuesta tras una PC, con la presencia de al menos una enfermera y un médico si la capacidad supera los 1.000 espectadores14. Dicho plan debe ser adaptado a cada instalación, de forma que los recursos humanos (médicos, enfermeros, técnicos en emergencias), clínicas o puestos de atención, unidades móviles de soporte vital y desfibriladores deben ser los necesarios para cumplir con unos tiempos de respuesta adecuados ante una PC (1 min para iniciar la RCP y 3-5 min para utilizar el desfibrilador)8.
En Cataluña existe legislación con relación a la instalación y uso de los DEA15 y a las medidas de autoprotección por los diferentes centros16. Si bien no se hace mención a los centros deportivos en el Anexo III, se puede extrapolar el requisito de un DEA por cada establecimiento con aforo superior a 1.000 personas. Sin embargo, mencionamos anteriormente que la MSC en el contexto del deporte es una situación particular; con una baja incidencia en relación con el total de paros cardiacos extrahospitalarios, pero con un mayor riesgo relativo si asumimos el tiempo de exposición, y a su vez también representa la PC con mayor posibilidad de una reanimación eficaz por la habitual presencia de testigos2.
Cuando una PC es presenciada, la tasa de supervivencia y de alta hospitalaria con mejor estado neurológico son significativamente mejores17,18, por lo que las recomendaciones sugieren la existencia de un PAM en los estadios con aforo superior a 1.000 espectadores14, con personal que posea la formación y la experiencia adecuadas en soporte vital (básico y/o avanzado) y un coordinador, que debe ser un médico con formación en emergencias extrahospitalarias, que debe liderar el dispositivo de emergencias, condición poco usual pero esencial.
En Cataluña, la legislación permite que cualquier persona pueda utilizar un DEA19, y existe un decreto que regula la formación en RCP15, que debe ser obtenida por al menos un responsable de coordinar el PAM en cada centro polideportivo, con el objetivo de mejorar el funcionamiento de la cadena de la supervivencia. Existen cuatro elementos básicos para el éxito de un programa de RCP en el ámbito extrahospitalario: 1) respuesta planificada y practicada; 2) entrenamiento en RCP y uso del DEA; 3) aviso automático al sistema de emergencias médicas, y 4) mantenimiento del DEA20.
Los estudios que han valorado la relación coste-eficacia de la instalación de DEA en lugares públicos, realizando a su vez un análisis por el tipo de ámbito en el que se produce el paro cardiaco y utilizando el modelo de análisis de Markov, estiman un coste para instalaciones deportivas y gimnasios de entre US$ 45.00021 y US$ 136.00022. Sin embargo, en estos estudios no se detalla el número de deportistas que concurría a cada centro polideportivo analizado.
En conclusión, debido al mayor riesgo relativo de sufrir una MSC durante la práctica deportiva, la mayor tasa de supervivencia en casos de PC presenciada y los análisis de coste-eficacia con modelos teóricos, consideramos útil la preparación de un PAM que incluya la formación en RCP de primeros respondedores y el acceso a un DEA con conexión al sistema de emergencias médicas local en cada centro deportivo y en los estadios con un aforo superior a 1.000 personas.
Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener conflicto de intereses en este artículo.
Agradecimientos
Al Grupo Mémora, por apoyar la investigación sobre la prevención de la muerte súbita relacionada con el deporte.
Recibido el 30 de junio de 2017;
aceptado el 17 de julio de 2017
* Autor para correspondencia.
Correo electrónico:grazioli@clinic.ub.es (G. Grazioli).