IMPORTANCIA DE TENER BUENAS RESERVAS DE GLUCÓGENO MUSCULAR
Conexión intensidad de entrenamiento-tipo de consumo energético
Un incremento en la intensidad del ejercicio llevará asociado un incremento en la participación de los hidratos de carbono como combustible energético1,2. Si la duración del ejercicio continúa, será necesario movilizar las reservas de glucógeno para que de esta manera se mantengan los valores circulantes de glucosa, de tal forma que si éstos no se pueden mantener, la intensidad del ejercicio se verá reducida3. Como ya sabemos, las grasas participan en los ejercicios de tipo aeróbico pero no en los anaeróbicos, y éste es el motivo de que cuando se aumenta la intensidad del ejercicio, aumente la contribución de los hidratos de carbono y no la de la grasa4,5. De hecho, para una intensidad de ejercicio del 50% de VO2máx dos tercios de la energía consumida es en forma de grasa, pero cuando ésta pasa al 75% de VO2máx los hidratos de carbono pasan a ser la principal fuente de energía, y la respuesta es similar tanto en varones como en mujeres6. Las proteínas también contribuyen como reserva energética tanto en situación de reposo como durante el ejercicio; sin embargo, en personas bien nutridas las proteínas probablemente representan menos del 5% en la contribución energética total7,8, aunque este consumo pueda aumentar hasta un 12-15% cuando el ejercicio realizado es de larga duración9.
Tanto el ejercicio moderado de larga duración como el ejercicio intermitente de alta intensidad suponen una pérdida significativa en los depósitos de glucógeno muscular10-12 debido a que el glucógeno muscular es una importante fuente energética en la ejecución deportiva11,13-15.
Los depósitos de glucógeno muscular son limitados
Los depósitos de hidratos de carbono en el organismo son escasos si consideramos la cantidad total que se podría utilizar durante el ejercicio, ya que en ejercicios de intensidad realizados por deportistas entrenados se utilizan a una velocidad de 3-4 g/min, de tal forma que si el ejercicio se prolonga, a las 2 h habrá una depleción total en los valores de glucógeno. En ejercicios anaeróbicos de alta intensidad y corta duración la energía es suministrada exclusivamente por el fostato de creatina y los hidratos de carbono, de tal forma que como consecuencia de la glucólisis anaeróbica hay una gran producción del lactato. Como ejemplo se podría decir que un sprint de 30 s de duración es suficiente para producir un descenso en los valores de glucógeno de hasta el 32% de su valor inicial16. En muchos deportes se utilizan los sprints en los entrenamientos, por lo que debería tenerse en cuenta el gran descenso en el glucógeno muscular que éstos producen, y por este motivo quizás sea mejor realizarlos al final en vez de al principio del entrenamiento.
Como consecuencia del ejercicio no sólo se afecta el glucógeno muscular, sino que una buena parte del glucógeno hepático se moviliza17. Si tras la sesión de entrenamiento estas reservas energéticas no son suficientemente reemplazadas para la siguiente sesión, habrá una pérdida de rendimiento deportivo.
La recuperación de las reservas de glucógeno tras la realización del ejercicio físico es un proceso lento que puede llevar de 24 a 48 h, según las pérdidas producidas18. La velocidad de resíntesis de este glucógeno va a depender de la cantidad de hidratos de carbono aportados por la dieta, y es de unos 500-600 g/día o incluso más (para atletas más pesados) la cantidad necesaria para asegurar el restablecimiento de las reservas de glucógeno en períodos de gran intensidad de entrenamiento19.
CÓMO FAVORECER LA RECUPERACIÓN DEL GLUCÓGENO PERDIDO
Inmediatamente después del ejercicio se produce un aumento en la sensibilidad del músculo hacia la insulina y en la actividad de la glucógeno sintasa (enzima responsable en la síntesis del glucógeno)20. Este especial estado explica que la velocidad de resíntesis del glucógeno sea máxima en las 2 primeras horas tras el ejercicio de larga duración21. Si el deportista necesita recuperarse rápidamente para una nueva sesión de entrenamiento, resultaría crucial el aprovechamiento de esta "ventana de la oportunidad".
A la hora de intentar determinar cuál es la forma más efectiva de favorecer la recuperación de los depósitos musculares de glucógeno tras la realización de un ejercicio, hay que tener en cuenta factores como los intervalos de tiempo entre la ingestión de los hidratos de carbono21,22, el tipo de hidrato de carbono23, la cantidad24 y la frecuencia25. Esto es de especial trascendencia, ya que disponer de buenos depósitos musculares de glucógeno puede suponer un retraso en la aparición de la fatiga15,26. Como existen deportes en los que se realizan varias sesiones de entrenamiento al día, favorecer la recuperación del glucógeno entre sesiones resulta crucial a la hora de tener un óptimo rendimiento27-29.
Cantidad de hidratos de carbono que debemos ingerir
Al igual que el gasto de las reservas de glucógeno depende de la duración del ejercicio, su resíntesis depende de la cantidad de hidratos de carbono ingeridos, de tal forma que los valores máximos podrían alcanzarse con consumos del orden de 0,5-0,75 g/kg cada hora30, aunque sería igual de efectivo realizar comidas menos frecuentes pero más abundantes, de tal forma que daría similares resultados comer 1 g/kg cada 2 h que 0,25 g/kg cada 30 min25.
Otros autores recomiendan 1,5 g/kg de peso y cada 2 h durante 6 h, ya que de esta forma se consiguen mayores valores de glucógeno almacenado a las 6 h de haber acabado la sesión de entrenamiento que cuando el consumo se retrasa 2 h tras la finalización de dicha sesión21,24.
Se ha comprobado que la mayor velocidad de resíntesis del glucógeno ocurre en individuos que son alimentados con cantidades de 0,4 g de hidratos de carbono por kilogramo de peso a intervalos de tiempo de cada 15 min durante un total de 4 h30. Estos datos podrían ser de interés en deportistas que se ejercitan varias veces al día o en los que, a pesar de ejercitarse una sola vez al día, tienen sesiones de entrenamiento de larga duración e intensidad (como pudiera ser un tour de ciclismo), ya que se ha demostrado que en los deportistas que se alimentan bien y que tienen un descanso tras la sesión de entrenamiento de al menos 24 h, comer hidratos de carbono con la frecuencia descrita no supone una ventaja adicional25.
Tipo de hidratos de carbono que debe ingerirse
El tipo de hidrato de carbono ingerido puede influir en la velocidad de síntesis del glucógeno, de tal forma que se ha comprobado que la glucosa y la sacarosa son igual de efectivas cuando se consumen en rangos del orden de 1,5 g/kg de peso cada 2 h, mientras que la fructosa es menos efectiva23.
Los resultados parecen ser claros en cuanto al tipo de hidrato de carbono para emplear, ya que los que tiene alto índice glucémico, como la glucosa, la sacarosa y los almidones ricos en amilopectina, se transforman en glucógeno mucho más rápidamente que los hidratos de carbono con bajo índice glucémico, como la fructosa o los almidones ricos en amilosa20,31,32. Esta diferencia en el índice glucémico entre amilosa-amilopectina se debe a las diferentes conformaciones estructurales que presentan y que hacen que la amilopectina sea atacada con mayor facilidad por las enzimas digestivas.
Se ha comprobado que la glucosa y la sacarosa son igual de efectivas cuando se consumen en rangos del orden de 1,5 g/kg de peso cada 2 h, mientras que la fructosa es menos efectiva23.
Si lo que se consumen son alimentos y no suplementos, en las primeras 24 h tras la realización del ejercicio resultan de elección los que tienen un mayor índice glucémico33 y carga glucémica, como pudiera ser la patata cocida, el arroz, la pasta, etc. La presencia de proteína y grasa en el alimento ingerido tras la sesión de entrenamiento no influye negativamente en la resíntesis del glucógeno, tanto en deportes de tipo aeróbico34 como anaeróbico35. Si a esto le añadimos que la presencia de proteínas aporta los aminoácidos necesarios que el músculo necesita para repararse y promover un perfil anabólico36, su consumo estará muy indicado.
Efecto sinérgico de la combinación hidratos de carbono-proteína
Últimamente se está cambiando la antigua tendencia de consumir exclusivamente hidratos de carbono tras el entrenamiento, por una más innovadora que aconseja el consumo simultáneo tanto de hidratos de carbono como de proteína28,37-44.
Todos sabemos que los hidratos de carbono son capaces de estimular la producción de insulina, pero esto no es exclusivo de los hidratos de carbono, ya que tanto los aminoácidos como las proteínas ingeridas son capaces también de estimular la producción de insulina45. Éste es el motivo por el que cuando se consumen de forma simultánea con los hidratos de carbono, algunos aminoácidos son capaces de ejercer un efecto sinérgico hiperinsulinémico46,47. La insulina es imprescindible en la formación del glucógeno muscular y en la síntesis proteica, motivo por el cual se había sugerido que el proceso de resíntesis glucogénica podría acelerarse con la ingestión simultánea de hidratos de carbono-proteína o hidratos de carbono-aminoácidos38,48.
Como consecuencia del ejercicio, los microtraumas musculares son frecuentes y el problema que éstos tienen es que pueden interferir negativamente en la acción anabólica de la insulina, dificultando la resíntesis del glucógeno muscular49. Para amortiguar este efecto negativo el aminoácido leucina podría ser de interés, ya que se ha comprobado que es capaz de estimular la señal que ejerce la insulina sobre las células50,51, además de poder utilizarse como fuente de energía en la célula muscular52. Como vemos, aquí hay otro argumento a favor de la combinación de proteínas o aminoácidos e hidratos de carbono tras la realización del ejercicio físico.
Teniendo en cuenta lo anterior, parece ser que la mejor opción sería tomar nada más entrenar un batido con hidratos de carbono-proteína si lo comparamos con un batido isoenergético de hidratos de carbono38,53, ya que la resíntesis de glucógeno podría alcanzar un incremento de hasta el 40%. Sin embargo, hay estudios que afirman que no hay diferencias significativas entre la ingestión isoenergética de hidratos de carbono-proteína o sólo hidratos de carbono37,39,40,42. Esta diferencia de opiniones podría deberse al hecho de que los estudios mencionados se caracterizan por haberse realizado en situaciones de déficit intenso de glucógeno, hecho que no se produjo en los estudios que demuestran la superioridad de la mezcla hidratos de carbonoproteínas y que, por tanto, merecen una mayor fiabilidad. La explicación reside en que se ha comprobado que cuando existe un déficit intenso de glucógeno la velocidad de síntesis de éste se dispara15,54-56, y es capaz de producirse incluso en ausencia de insulina57. Las implicaciones deportivas que pudiera tener estas afirmaciones dependen mucho del grado de intensidad del ejercicio, de tal forma que si se trata de ejercicios que no superan el umbral anaeróbico VO2 (a partir del 70-80% VO2máx), habrá una utilización energética fundamentada en la grasa y, por tanto, la pérdida de glucógeno será menor. Esto viene corroborado por diferentes estudios; así, a un 70% de VO2máx no se detectaron diferencias significativas en cuanto a rendimiento pero sí en la velocidad de síntesis del glucógeno53, mientras que a un 85% de VO2máx sí se comprobó que existían diferencias significativas de rendimiento a favor del grupo que ingirió hidratos de carbono-proteína15.
Si a lo anterior le sumamos que incluso empleando el mismo número de calorías las proteínas son más efectivas que los hidratos de carbono a la hora de favorecer las ganancias de masa muscular y de fuerza58,59, tanto cuando se utilizan antes como después del entrenamiento60, recomendaría la ingestión de ambos nutrientes en la ingesta que se produce inmediatamente tras la sesión deportiva y en un proporción aproximada de 1 g/kg de peso para los hidratos de carbono y 0,5 g/kg de peso para la proteína. Una buena combinación sería mezclar sacarosa o azúcar de mesa con una proteína de rápida absorción y calidad biológica, como el suero de leche.
Momento y frecuencia ideal de la ingestión
En cuanto al momento ideal para ingerir los hidratos de carbono tras el entrenamiento, lo ideal es cuanto antes mejor; han de consumirse al menos de 1-2 g/kg de peso (un total que iría de 50 a 100 g) en la primera hora tras el entrenamiento o actividad física, continuando con una comida rica en hidratos de carbono después19,21.
Sobre la frecuencia de ingestión, si es preferible hacer comidas más frecuentes pero en menor cantidad o comidas menos frecuentes pero en mayor cantidad, parece ser que ambas estrategias son igual de efectivas a la hora de favorecer la recuperación del glucógeno25,61. Teniendo en cuenta esto, cuando el atleta no va entrenar ni va a poder comer durante un largo período de tiempo, como es el caso del sueño nocturno, sería lógico recomendar una comida más abundante.
A la hora de realizar ingestiones de hidratos de carbono frecuentes y de bajo volumen, resulta fácil a la vez que agradable al paladar utilizar alimentos ricos en azúcares como dulces, zumos, bebidas azucaradas, bebidas energéticas para el deporte, o incluso usar directamente azúcar, mermelada o miel62.
Carga de hidratos de carbono, supercompensación o sobrecarga de glucógeno
Mediante esta carga lo que se pretende es conseguir aumentar las reservas de glucógeno por encima de los valores normales o fisiológicos, de tal forma que el atleta tenga un extra energético que le pueda ayudar a mejorar su rendimiento deportivo. Está especialmente indicada en competiciones deportivas que tienen una duración de al menos 1,5-2 h63. Este método también es utilizado por culturistas debido a que favorece un aumento del volumen muscular, ya que el almacén de glucógeno va acompañado de agua; concretamente se estima que cada gramo de glucógeno almacenado se acompaña de 3-4 g de agua64.
Si tenemos en cuenta que la capacidad del organismo de almacenar glucógeno es del orden de 6-7 g/kg de peso, en un culturista de 100 kg de peso esto le supondría una ganancia de volumen muscular de hasta 3,5 kg (700 g de glucógeno + 2.800 g de agua). Esto justificaría la utilización de la supercompensación por los competidores de culturismo, con el objetivo de conseguir un mayor volumen muscular, y vistosidad. El principal inconveniente que podría tener esta práctica es la aparición de una mayor congestión o pesadez muscular, que podría favorecer en ciertos atletas la aparición de contracturas, calambres o incluso roturas fibrilares, motivo por el cual recomendaría que se probase mucho antes del día de la competición para comprobar que el atleta no resulta negativamente afectado.
Tradicionalmente se conocen 2 técnicas de supercompensación o carga de hidratos de carbono: la de Astrand y la de Sherman/Costill. Ambas ofrecen resultados similares63,65-69, pero difieren en la metodología. La más innovadora y última en aparecer es la carga en 24 h o técnica de Fairchild/Fournier70. Recientemente, también se ha descubierto que la utilización de cafeína (8mg/kg) tiene un efecto aditivo en la síntesis de glucógeno cuando acompaña a la ingesta de hidratos de carbono71, aunque no hay estudios que demuestren su eficacia y pauta si acompaña a técnicas de supercompensación.
Si bien es necesario comenzar la actividad deportiva con unos buenos niveles de glucógeno muscular, ya que lo contrario se opone a los mecanismos genéticos implicados en el proceso de hipertrofia muscular72, no sería aconsejable realizar este tipo de técnicas con frecuencia, ya que se ha comprobado que los mecanismos responsables de la supercompensación del glucógeno se van atenuando si se realizan de forma repetida en el tiempo73, por lo que sería recomendable dejarlas para días claves como las competiciones.
Técnica de Astrand
Se inicia una semana antes del acontecimiento deportivo y consiste en entrenar con intensidad e ingerir una dieta muy baja en hidratos de carbono (0-10% de la contribución energética total) durante 3 días, seguida de otros 3 días en los se realizaría una dieta muy alta en hidratos de carbono (80-90%) acompañada de nada de entrenamiento o un entrenamiento muy ligero. Por lo tanto, se realiza una depleción del glucógeno muscular gracias al ejercicio y la dieta baja en hidratos de carbono, seguida de una supercompensación74-76. Desde un punto de vista fisiológico, este método persigue hiperestimular a la glucógeno sintasa, ya que la actividad de ésta es mayor cuanto más bajos son los valores de glucógeno, de tal forma que cuando éstos aumentan la enzima se va haciendo cada vez más resistente a la acción de la insulina77.
Técnica de Sherman/Costill
Esta técnica se caracteriza por ser menos radical que la anterior y, por tanto, más fácil de llevar a cabo, aunque los resultados de rendimiento deportivo que se obtienen son similares a los debidos a la de Astrand. Se inicia, al igual que la anterior, la semana antes del acontecimiento deportivo. Consiste en seguir durante todo el proceso una dieta alta en hidratos de carbono, en torno al 60-70% de las calorías diarias totales, mientras que las sesiones de entrenamiento van bajando de duración progresivamente, concretamente cada 2 días se van reduciendo a la mitad, de tal forma que el día antes del acontecimiento no haya entrenamiento. Tiene la ventaja de poseer menos efectos secundarios (derivados de la falta de consumo de hidratos de carbono) y ser menos radical que la anterior y, por tanto, más fácil de llevarse a cabo, a pesar de que los resultados de rendimiento deportivo que se obtienen son similares a los de la de Astrand63,65-69.
Técnica de carga en 24 h o de Fairchild/Fournier
Es la de más reciente aparición, ofreciendo como principales ventajas su rapidez y fácil ejecución, permitiendo alcanzar los niveles máximos de glucógeno muscular en tan sólo 24 h. La única desventaja es que sólo se ha realizado en ciclistas. El procedimiento se basa en ejecutar un calentamiento de aproximadamente cinco min seguido de una sesión de alta intensidad de unos tres min de duración, con el fin de agotar las reservas de glucógeno muscular de las piernas. Inmediatamente después de la sesión deportiva comienza la carga de hidratos de carbono que consistirá en no realizar ejercicio alguno y tomar durante las 24 h siguientes una media de 10,3 g de hidratos de carbono de alto índice glucémico (pasta, pan, arroz, patatas, bebidas con maltodextrina, etc.) por kg de peso (12,2 g si es por kg de masa libre de grasa), por lo que la ingesta calórica total procedente de los hidratos de carbono representará más del 90%70. Esta técnica se realizó con ciclistas, motivo por el cual lo más probable es que en deportes en los que interesa agotar diferentes grupos musculares, sea aconsejable realizar sesiones de alta intensidad de tres min de duración (de forma continua o intermitente ya sea en dos sesiones de 1,5 min o tres sesiones de un min, según lo permita el grupo muscular implicado), por grupo muscular que queramos agotar. En este caso, la cantidad necesaria de hidratos de carbono a ingerir podría ser mayor a la reportada en el estudio.
LA PROTEÍNA ES NECESARIA, PERO SU EXCESO NO SUPONE UNA VENTAJA AÑADIDA
El consumo proteico es necesario
En el período de recuperación tras el ejercicio, resulta prioritario para el organismo no sólo acelerar la recuperación del glucógeno perdido, sino también recuperar la pérdida intramuscular de aminoácidos y, por tanto, de proteína que ha tenido lugar, pues se ha comprobado que tras el ejercicio físico decrece la concentración intramuscular de aminoácidos78, pues el ejercicio es un proceso catabólico a todos los niveles (hidratos de carbono, proteínas y grasas) que se acompaña de una fase anabólica de recuperación. La ingestión de aminoácidos o proteínas inmediatamente después del ejercicio puede prevenir esta pérdida de aminoácidos y favorecer la síntesis proteica79.
Los mecanismos que sugieren que los atletas deben de tener un mayor consumo proteico son la necesidad de reparar el daño tisular de las fibras musculares asociado al ejercicio, el hecho de que durante el ejercicio se consumen proteínas como combustible energético y la necesidad de aumentar el consumo proteico para mantener las ganancias conseguidas en el desarrollo muscular80.81.
Lo importante es un consumo energético suficiente y una alimentación equilibrada
A pesar de que los deportistas tienen mayores requerimientos proteicos que la población general, la mayor parte de los atletas que tienen un aporte energético adecuado cubren óptimamente sus necesidades proteicas82-84.
Esto viene confirmado por el hecho de que aumentar la ingesta proteica por encima del valor recomendable no favorece el crecimiento muscular82,83. Las recomendaciones diarias de proteína para la población general, de unos 0,8 g/kg de peso y día, no son suficientes para mantener un balance nitrogenado positivo en deportistas, ya que éstas son de unos 1,2 g/kg en deportistas de fuerza85 y de 1,2 g/kg86 e incluso 1,2-1,452,87 o 1,4-1,588 en deportistas de tipo cardiovascular. Otros autores apuntan más alto y sitúan este valor en deportistas en torno a 1,35 g/kg79 o incluso en 1,7-1,8 g/kg78. También hay autores que afirman que en los atletas que tienen como objetivo el desarrollo muscular y de la fuerza, como son los culturistas y los atletas de fuerza, el consumo proteico en torno a 1,6-1,7 g/kg de peso y día es suficiente para favorecer la acumulación y el mantenimiento de la masa muscular ganada52,81,82,87.
En los requerimientos proteicos diarios es muy importante conocer la ingesta calórica total del deportista, ya que cuando existe un balance energético negativo que no compensa el gasto calórico diario del deportista, las necesidades proteicas se hacen aún mayores52,76. Por el contrario, cuando la ingesta calórica es alta, las necesidades proteicas se hacen menores, ya que el cuerpo saca un mayor rendimiento de las proteínas mediante un incremento en la adición de nitrógeno muscular85.
La mayoría de los estudios sobre las ingestas alimentarias en atletas86-88 demuestran que los atletas que siguen una alimentación variada y equilibrada alcanzan unos niveles de ingesta proteica en torno a 1,5 g/kg, lo cual sería suficiente para alcanzar ese balance nitrogenado positivo sin la necesidad de ingerir suplementos proteicos.
Estas necesidades proteicas podrían estar aumentadas en situaciones especialmente catabólicas, como son las dietas restrictivas hipocalóricas, ya que en estas situaciones aumentan las necesidades de proteína y además el atleta suele consumir menos proteína que antes, con lo que el balance neto se hace negativo. En estas situaciones sí podría resultar de utilidad la suplementación con proteína, ya que se produciría un efecto anticatabólico con aumento en la retención de nitrógeno93.
En la literatura científica no existen trabajos que demuestren que un alto consumo de proteínas pueda ejercer un efecto negativo a largo plazo en personas con un buen estado de salud.
Por el contrario, existen trabajos que demuestran la seguridad de una dieta alta en proteínas94,95. Si consideramos que un déficit proteico puede ser muy pernicioso para el rendimiento del deportista, si éste sobrepasa las necesidades diarias recomendadas será menos malo que si no llega; por ello, la suplementación con proteínas, que es una práctica frecuente entre los deportistas, si bien la mayoría de las veces no sirve para nada, a algunos atletas que no se nutren bien podría salvarlos de los efectos negativos derivados de una insuficiente ingestión proteica.
Obsesionarse con un consumo alto de proteínas no aporta ventajas al rendimiento y aumenta el gasto económico del deportista
La obsesión por ingerir altas cantidades de proteínas suele ser típica entre atletas que tienen como objetivo la fuerza y la ganancia muscular y que se centran fundamentalmente en el entrenamiento con pesas. Es cierto que se ha comprobado que el entrenamiento con pesas provoca profundos cambios en la concentración de aminoácidos y en la síntesis proteica96-98 y que por tanto influye de manera decisiva en el proceso de hipertrofia99. El entrenamiento de fuerza o con pesas se asocia a un incremento en la síntesis proteica que se produce tras la sesión de entrenamiento97,98,100. Concretamente se ha comprobado que una sesión de entrenamiento con pesas en sujetos entrenados provoca dentro de las cuatro primeras horas postentrenamiento un rápido incremento de la síntesis proteica y que éste se mantiene pasadas entre 24-36 h96. Hay estudios que van más lejos y que demuestran que en sujetos no entrenados el incremento en la síntesis proteica se mantiene significativamente aumentado hasta un 34% después de 48 h tras la sesión de entrenamiento97. Parece ser que el proceso de hipertrofia y de incremento de fuerza se debe a cambios que se producen en la actina y la miosina muscular y que son resultado final del entrenamiento de fuerza101,102. Como consecuencia del entrenamiento de fuerza, se produce un catabolismo muscular que dura hasta 3 h pasado el entrenamiento96,97,103. Si bien hay estudios que demuestran que la concentración de aminoácidos extracelular es el elemento primario necesario en la estimulación de la síntesis proteica104,105, también se ha comprobado que una vez que el músculo tiene una disponibilidad suficiente en aminoácidos, llega un momento en el que éstos pierden la capacidad de estimular la síntesis proteica106. El motivo por el cual llega un momento en el que la proteína pierde su poder para formar más masa muscular se debe a que existe un límite para la asimilación de la proteína y la incorporación al tejido muscular80, de tal forma que el exceso consumido se utilizará para otros fines, como son la obtención de energía y la acumulación de grasa.
Se ha demostrado que la principal causa que limita que un aporte extra de proteínas pueda ser utilizado para formar más masa muscular está conectada con una mayor producción de miostatina. La miostatina (GDF8) es un factor inhibidor del crecimiento muscular que es producido por las propias células del músculo esquelético, circula en sangre y actúa en el tejido muscular limitando su crecimiento. Se ha comprobado en ratas que, cuando éstas son alimentadas con dietas que tienen más de un 15% de proteínas, ya no se produce un aumento significativo en la ganancia de masa muscular debido a que este consumo excesivo de proteínas estimula una mayor producción de miostatina que bloqueará el proceso de hipertrofia muscular107. Teniendo en cuenta estos datos, el consumo de proteínas en el deportista no debería representar más del 15-20% del consumo calórico diario total, de tal forma que si el deportista tiene como objetivo aumentar la masa muscular, debería aumentar el aporte calórico total de forma equilibrada y no el procedente únicamente de las proteínas, ya que la síntesis proteica es un proceso muy costoso. Póngase como ejemplo que con una dieta (15% de proteína, 45% de hidratos de carbono y 40% de grasa) que supone un incremento diario del aporte energético de 900-1.800 kcal durante 3 semanas se puede tener una ganancia media de masa muscular de unos 1,67 kg108.
Considerando todo lo anterior, puede afirmarse que es un error extendido entre muchos deportistas pensar que un mayor consumo de proteína se asocia con una mayor ganancia muscular, ya que la mayoría de los atletas consumen más que suficiente proteína mediante sus dietas habituales cuando el aporte energético es suficiente, incluso para satisfacer las mayores demandas asociadas al ejercicio109, por lo que esta práctica servirá principalmente para aumentar el gasto económico del deportista y enriquecer el bolsillo del cada vez más numeroso grupo de la industria de la suplementación.
CONCLUSIONES
- La velocidad de resíntesis del glucógeno es máxima en las 2 primeras horas tras la realización del ejercicio físico y puede durar un total de 24-48 h, según la duración e intensidad del ejercicio realizado.
- La ingestión simultánea de hidratos de carbono-proteína acelera la resíntesis del glucógeno muscular; una buena opción es, nada más acabar la realización del ejercicio físico, tomar una mezcla de sacarosa o azúcar de mesa (1 g/kg) con suero de leche (0,5 g/kg).
- La supercompensación o sobrecarga de hidratos de carbono sirve para aumentar las reservas de glucógeno por encima de los valores normales; hay 3 métodos: Astrand, Sherman/ Costill y Fairdrild/Fournier.
- Para aumentar la masa muscular se debería aumentar el aporte calórico total de forma equilibrada y no el procedente únicamente de las proteínas, ya que éstas pierden su efecto anabólico cuando sobrepasan el 15-20% a la contribución energética total.
Correspondencia: Joaquín Pérez-Guisado.
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