El entrenamiento regenerativo está siendo de gran interés tanto para entrenadores como para atletas, ya que puede evitar situaciones de sobrecarga o sobreentrenamiento y mejorar el rendimiento. Así, el objetivo de este estudio preliminar fue evaluar la adaptación de un mismo protocolo de entrenamiento de alta intensidad unido a diferentes estrategias de recuperación sobre variables bioquímicas y de rendimiento en ciclistas amateurs. Quince ciclistas hombres con una edad media de 36,18±5,30 años fueron asignados de forma dirigida a tres diferentes grupos: regenerativo-plus (RP, n=6): entrenamiento interválico intensivo (EII) combinado con sesiones de baja intensidad (50% VO2max) más la suplementación de antioxidantes; regenerativo (R, n=5): EII combinado con sesiones de baja intensidad al 50% VO2max; control (C, n=4): descanso. Realizaron un EII combinado con sesiones de baja intensidad durante 20 días. Antes y después de la aplicación del protocolo se midieron parámetros bioquímicos (bicarbonato [HCO3], lactato [La], pH y presión parcial del dióxido de carbono [PCO2]) y parámetros de rendimiento (potencia máxima [Pmax], resistencia aeróbica [RA] y consumo máximo de oxígeno [VO2max]). Se observó un aumento significativo en la potencia máxima aplicada, sin diferencias en las diversas situaciones estudiadas. En cuanto a la resistencia aeróbica y VO2max, no se observaron mejoras significativas en ninguno de los grupos. Respecto al estado metabólico, solo se observó una menor concentración de lactato (no significativa) tras la aplicación del protocolo en el grupo RP. Los resultados sugieren que este protocolo unido o no a la suplementación de antioxidantes podría ser una estrategia adecuada para asimilar determinadas cargas de entrenamiento.
Regenerative training is very important for trainers and athletes as it could avoid problems of overreaching or overtraining, as well as improve performance. Thus, the aim of this study was to evaluate the effect of a high intensity training protocol combined with recovery sessions on biochemical and performance parameters in amateur cyclists. A total of 15 male cyclists with a mean age of 36.18±5.30 years were assigned to one of three groups: regenerative-plus (RP): high intensity training (EII) with low intensity training (50% VO2max) and antioxidant supplements; regenerative (R): EII with low intensity training to 50% VO2max; control (C): rest. They performed an EII combined with low intensity recovery sessions for 20 days. Several biochemical parameters (bicarbonate [HCO3], lactate [La], pH and partial pressure of carbon dioxide [PCO2]) and performance parameters (maximum power [Pmax], aerobic capacity [RA] and maximum uptake oxygen [VO2max]) were measured before and after applying the protocol. Significant increases were observed in the maximum power with no differences between the different situations. No significant changes were seen in the endurance or VO2max in either group. As regards metabolic state, a lower lactate concentration (not significant) was observed after application of protocol in group RP. It may be concluded that this protocol with or without antioxidant supplements could be an option to assimilate particular training loads.
En los últimos años, el desarrollo científico en ciencias de la actividad física y del deporte y medicina del deporte se ha caracterizado por una acumulación irrefrenable de nuevos hechos experimentales, por el descubrimiento de nuevas reglas fundamentales y por la aparición de nuevas concepciones y teorías. De esta manera, el mayor conocimiento en este campo ha permitido un aumento de la mejora de la salud del deportista y de su capacidad de rendimiento, con una mejor asimilación de las cargas, adaptándose más fácilmente a ellas y, por lo tanto, alcanzando un nivel de desarrollo más elevado de las cualidades motrices.
La investigación científica en el campo del deporte, en el cual los controles de rendimiento y la utilización de diversos test han servido como método científico de investigación, ha contribuido a capacitar al entrenador para captar mejor el estado de entrenamiento del deportista y su desarrollo, además de ser capaz de organizar y planificar el entrenamiento de manera que exista un equilibrio entre carga de entrenamiento y recuperación.
El deportista de élite se caracteriza por su capacidad de asimilar grandes volúmenes de trabajo y además por su capacidad de recuperación. Sobrecargar a los deportistas puede ser un requisito previo al éxito de su carrera deportiva y, por lo tanto, es utilizado a menudo por entrenadores y atletas. Aun así, siempre se debe cuidar muy bien las cargas que se les aplica a los deportistas, ya que, como observó Halson1, tan solo en dos semanas de entrenamiento interválico intensivo (EII) se puede observar una disminución en la frecuencia cardiaca máxima (FCmax), una disminución de la influencia simpática o parasimpática y una disminución en el número y densidad de los receptores adrenérgicos, dando lugar a una menor capacidad en la potencia máxima (Pmax), así como un empeoramiento en los resultados del consumo máximo de oxígeno (VO2max) si el tiempo de recuperación es limitado o está mal distribuido en la planificación de su entrenamiento.
Actualmente en el ámbito científico existe un gran interés por conocer más sobre el entrenamiento regenerativo, ya que puede ser un factor decisivo que puede llevar a un atleta a ser capaz de asimilar bien las cargas de entrenamiento o, por el contrario, padecer el síndrome de sobreentrenamiento. Parece ser que la utilización de la recuperación activa frente a la recuperación pasiva para regenerar el organismo del deportista sigue siendo un misterio2, 3, 4, 5.
Así, Noakes6 argumenta que equilibrar periodos de completa recuperación con periodos de recuperación activa mejora los procesos de recuperación, que a su vez permitiría llevar a cabo un gran esfuerzo durante entrenamientos duros o una competición.
Actualmente hay una falta de normas establecidas respecto al entrenamiento regenerativo, como: qué método se debe utilizar; la duración de la recuperación, ya sea pasiva o activa; la intensidad óptima; la frecuencia, etc. Por lo tanto, sugiere una mayor investigación para determinar qué método de recuperación es el más adecuado tras una sesión de entrenamiento, competición o periodo de entrenamiento de alta intensidad7. Las recomendaciones para el diseño de regímenes adecuados de recuperación son muy escasas y su práctica totalidad se basan en consideraciones teóricas y experiencias adquiridas en la práctica8.
El objetivo de este estudio fue evaluar la adaptación a un programa de entrenamiento combinado con diferentes metodologías de recuperación y así dar un paso en poder resolver estas incógnitas.
Material y métodosEste estudio se desarrolló gracias a una colaboración entre el Centro Andaluz de Medicina del Deporte (CAMD) de San Fernando (Cádiz), el Instituto MEDSPORT S.L (Cádiz) y la Facultad de Medicina de la Universidad de Cádiz.
Desde un punto de vista bioético, nuestro proyecto respetó escrupulosamente lo dispuesto en la Ley 14/2007, 3 de julio, de Investigación Biomédica y fue aprobado por el Comité de Ética Institucional de la Universidad de Cádiz.
SujetosFueron estudiados 15 ciclistas varones procedentes del Club Ciclista Benacazón (Sevilla) y del Club Ciclista Portuense (Cádiz) de nivel amateur con una edad media de 36,18±5,30años que competían a nivel regional y nacional (Tabla 1). Estos dedicaban entre 10 y 12h semanales al entrenamiento y nunca habían sido asesorados por licenciados en educación física ni médicos deportivos para seguir un plan de entrenamiento personal.
Tabla 1. Características físicas iniciales de los sujetos (media±desviación estándar)
Grupos | |||
RP | R | C | |
Peso (kg) | 72,9±5,62 | 73,43±4,92 | 71,75±5,5 |
Talla (cm) | 174,33±4.84 | 174±2.28 | 177±4,69 |
IMC | 24,61±1,32 | 24,27±1,94 | 22,91±1,88 |
Edad | 33,83±2,13 | 35,5±6,22 | 33,25±6,5 |
IMC: índice de masa corporal.
Tras una reunión en la que se informó a los participantes de los objetivos y de la finalidad del estudio, de las pruebas que debían realizar, del lugar en el que se desarrollarían las actividades y de la duración del protocolo, se entregó a todos los sujetos un consentimiento informado, elaborado por el propio equipo investigador, el cual fue firmado por todos ellos para participar en este proyecto.
Antes de iniciar el estudio, y para asegurar una práctica segura y saludable, se sometió a todos los participantes a un reconocimiento médico que consistió en una historia clínica con antecedentes familiares y personales, un examen físico y la realización de pruebas complementarias: electrocardiograma (ECG) en reposo, impedanciometría, espirometría y toma de la presión arterial. Los resultados fueron normales, y entre los participantes no se encontró contraindicación alguna para la práctica deportiva.
Todos los sujetos que participaron en este estudio cumplieron los siguientes criterios de inclusión (en caso contrario, fueron excluidos del mismo):
• No detectar ninguna contraindicación para la práctica deportiva en las pruebas realizadas en el reconocimiento médico.
• No debían estar siguiendo un programa de suplementación ajeno a la investigación.
• Debían llevar al menos dos semanas sin realizar entrenamientos de tipo anaeróbico previo al estudio.
• Debían haber seguido una rutina de entrenamiento previa al estudio de al menos un año.
Así, los participantes fueron distribuidos de forma dirigida en tres grupos ajustados a la edad, al índice de masa corporal (IMC) y al nivel de entrenamiento:
• Grupo regenerativo-plus (RP) (n=5): llevó a cabo el entrenamiento regenerativo junto con la suplementación de antioxidantes.
• Grupo regenerativo (R) (n=6): solo realizó el entrenamiento regenerativo.
• Grupo control (C) (n=4): descanso.
En el diseño del protocolo de actividad física se respetaron los principios del entrenamiento deportivo para que las adaptaciones se produjeran sin riesgos. Se ajustó la densidad de la carga (tiempo de trabajo:tiempo de descanso) para poder llevar a cabo sesiones de entrenamiento de alta intensidad con el objetivo de provocar adaptaciones que mejorasen el rendimiento del deportista y evitar así posibles riesgos de caer en un estado crónico de sobrecarga o síndrome de sobreentrenamiento.
Durante el calentamiento y la vuelta a la calma prestamos gran importancia a la realización de ejercicios y estiramientos, con vistas a reducir el riesgo de padecer lesiones osteomusculares que pudiesen erosionar la imagen saludable del deporte en nuestra sociedad. Se tuvieron en cuenta las aportaciones de un grupo multidisciplinar en el que, además de médicos de la educación física y el deporte, participaron licenciados en educación física.
El protocolo de intervención comprendió un total de 20 días (Figura 1). Los tres primeros días se destinaron a un entrenamiento por terreno llano de una hora de duración a una intensidad del 60% VO2max para alcanzar unas condiciones similares en todos los participantes8.
Figura 1. Esquema del protocolo de actividad física y regenerativo.
Tras estos 3 días siguió un periodo de entrenamiento de 17 días en el que se llevó a cabo una metodología de entrenamiento de alta intensidad y corta duración combinada con sesiones de recuperación. La duración por sesión media total fue de 124min, y solo hubo un día (8.° día) de descanso total para todos los grupos. Las sesiones de baja intensidad (50% VO2max) y corta duración (1h) se llevaron a cabo por terreno llano tanto para el grupo RP como para el R; para el grupo C eran sesiones de descanso total y solo pudieron realizar actividades de la vida diaria8.
La distribución de la carga en el protocolo de intervención quedó establecida de la siguiente manera8:
• El 20% se invirtió en entrenamientos con una intensidad de 55% VO2max.
• El 65% se invirtió en entrenamientos con una intensidad de 65% VO2max.
• El 10% se invirtió en entrenamientos con una intensidad de 75% VO2max.
• El 5% se invirtió en entrenamientos con una intensidad de 90% VO2max.
La intensidad de entrenamiento para las diferentes sesiones (basada en la frecuencia cardiaca) se estableció a partir de porcentajes del VO2max gracias a la relación existente entre ambos parámetros9 (obtenida en la prueba de esfuerzo pre-protocolo). El VO2max está considerado un indicador válido de la función integrada de la respiración y de los sistemas cardiovascular y muscular durante el ejercicio y tiene un papel determinante en el rendimiento10.
Suplementación de antioxidantesLa metodología utilizada en nuestro estudio, tanto en la duración como en la dosis administrada, fue elegida de un estudio de Packer et al.11, que consistió en administrar una vez al día en el desayuno 500mg de vitamina C y 400U.I. de vitamina E. Se considera que es una recomendación razonable para atletas que entrenan a una intensidad moderada-fuerte.
En nuestro protocolo se suplementó al grupo RP durante el desayuno en los días correspondientes a las sesiones de baja intensidad (50% VO2max), que coincidieron en últimos 4días del protocolo, con el objetivo de evaluar el modo en que las vitaminas antioxidantes pueden influir en las variables objeto de estudio (La, pH, HCO3, PCO2, RA, VO2max y Pmax) entre el inicio del protocolo y el final del mismo.
Recogida de parámetrosAntes de empezar nuestro protocolo medimos parámetros relacionados con el rendimiento de los sujetos: VO2max y Pmax a través de una prueba de esfuerzo en cicloergómetro (Ergo-Line GmbH+CoKG, modelo Jaeger ER-900, Alemania). Se determinó el umbral anaeróbico a través de la metodología de Wasserman mediante el comportamiento de los equivalentes tanto del oxígeno (EqVO2) como del dióxido de carbono (EqVCO2) en una prueba incremental. El protocolo utilizado en la prueba de esfuerzo consistió en un calentamiento previo a 50 vatios (W) de 3min. Tras terminar el calentamiento se fue aumentando la intensidad 30W cada minuto hasta el agotamiento. La recuperación tras finalizar la prueba se realizó a una intensidad de 25W durante 3min.
El análisis de gases espirados «respiración a respiración» se mantuvo desde el inicio de la prueba hasta finalizarla. Se utilizó un analizador de gases modelo CPX (Cardinal Health, 234 GmbH, Leibnizstrasse 7, D-97204 Hoechberg, Alemania). Para el análisis de parámetros séricos bioquímicos (pH, La, PCO2, HCO3) se utilizó un analizador clínico portátil, con una reproductibilidad previamente contrastada12, 13, 14, 15 (i-STAT® Abbott Laboratories. Abbott Park, IL, EE.UU.), el cual utilizó un reducido volumen de muestra (95μl) de la yema de los dedos, limpiando previamente bien la zona para evitar la contaminación de la muestra con sudor, puesto que el nivel de lactato en sudor es superior a la concentración de lactato en sangre16, 17. Las tomas se realizaron en reposo y en los minutos 1 y 3 de recuperación.
Conviene precisar que estas pruebas se realizaron en dos ocasiones: 3días antes del protocolo y a los 3días de haberlo finalizado.
Análisis de los datosSe calculó la media y la desviación típica para las variables antropométricas. Para comparar los resultados entre el inicio y final del protocolo con las diferentes estrategias, se realizó un análisis de la varianza (ANOVA) de un factor, estableciendo el nivel de significación en un valor de p<0,05. Para conocer entre qué variables existían diferencias, se llevó a cabo un análisis post hoc de Bonferroni, ajustando el valor de significación estadística (p<0,05). Todos los datos fueron analizados usando el paquete estadístico Statistical Package for the Social Sciences (SPSS), versión 15.0.
ResultadosEn la Tabla 2 se observa que la Pmax tiende a aumentar después de la aplicación del protocolo en el grupo RP, en el R y en el C de 5, 10 y 8W, respectivamente. Por otro lado, la resistencia aeróbica, valorada a través del porcentaje del VO2max que se alcanza en el Uana, no presentó mejoras significativas, aunque se observó una mejora en RP de 2,93% y en C de 0,88%, mientras que en el grupo R disminuyó en un 2,29%.
Tabla 2. Comparación de medias del comportamiento de las variables de rendimiento antes y después de aplicar el protocolo de intervención mixto
Variables | Grupos | |||||
RP (n=5) | R (n=6) | C (n=4) | ||||
Pre | Post | Pre | Post | Pre | Post | |
Pmax (W) | 401,66 | 406,66 | 388,33 | 398,33 | 437,5 | 445 |
Uana (% VO2max) | 86 | 88,6 | 87,16 | 85,16 | 85,5 | 86,25 |
VO2max (ml/min/kg) | 56,71 | 56,46 | 57,36 | 57,72 | 58,15 | 56,71 |
Pmax: potencia máxima aplicada en una prueba de esfuerzo; Uana: umbral anaeróbico; VO2max: consumo máximo de oxígeno.
Como se observa en la Tabla 3, los cambios en la Pmax fueron significativos (p<0,05) en los grupos RP, R y C.
Tabla 3. Valor de p para las variables séricas y de rendimiento
Variables | Grupos | ||
RP (n=5) | R (n=6) | C (n=4) | |
La (mmol/l) | 0,855 | 0,948 | 0,147 |
HCO3 (mmol/l) | 0,547 | 0,230 | 0,287 |
pH | 0,451 | 0,493 | 0,105 |
Pmax (W) | 0,004 | 0,004 | 0,002 |
Uana (% VO2max) | 0,226 | 0,675 | 0,432 |
VO2max (ml/min/kg) | 0,319 | 0,948 | 0,147 |
La: lactato; HCO3: bicarbonato; Pmax: potencia máxima aplicada en una prueba de esfuerzo; Uana: umbral anaeróbico; VO2max: consumo máximo de oxígeno.
En la Tabla 4 se observa que en los sujetos del grupo RP, aun incrementando la Pmax al finalizar la prueba de esfuerzo (tras la aplicación del protocolo), la concentración de lactato en sangre disminuyó, manteniéndose el pH sanguíneo constante, a diferencia del grupo R (en el que tanto la concentración de lactato como el pH se mantuvieron constantes) y en el grupo C (en que la concentración de lactato aumentó en ∼1mmol/l y el pH disminuyó).
Tabla 4. Comparación de los valores medios, post-prueba de esfuerzo, del comportamiento de las variables bioquímicas pre y post protocolo
Variables | Grupos | |||||
RP (n=5) | R (n=6) | C (n=4) | ||||
Pre | Post | Pre | Post | Pre | Post | |
La | 9.633 | 9.400 | 12.300 | 12.320 | 13.875 | 14.500 |
HCO3 (reserva) | 14.667 | 15.700 | 13.060 | 14.120 | 11.875 | 10.850 |
pH | 7.257 | 7.225 | 7.156 | 7.170 | 7.192 | 7.115 |
PCO2 | 34.233 | 37.200 | 36.780 | 38.480 | 30.850 | 33.475 |
HCO3: bicarbonato; La: lactato; PCO2: presión arterial del dióxido de carbono.
Podemos observar, además, que la concentración de HCO3 post-esfuerzo aumentó en los grupos RP y R en 1.033 y 1,06mmol/l, respectivamente, mientras que los resultados del grupo C fueron diferentes, es decir, finalizaron la prueba en un estado metabólico ligeramente más ácido y la concentración de HCO3 disminuyó en 1.025mmol/l. Sin embargo, los datos de PCO2 parecen que mejoran en la misma proporción en los tres grupos.
Aunque se observan cambios (Tabla 4) en las diferentes variables anteriormente comentadas, en la Tabla 3 se puede ver que los resultados no fueron significativos (p>0,05).
Se observan diferencias significativas entre el grupo RP, R y C en cuanto a la concentración de lactato y estado total antioxidante (TAS) después de la aplicación del protocolo (ver Tabla 5).
Tabla 5. Análisis post hoc de Bonferroni tras la aplicación del protocolo
Variable | (I)GR | (J)GR | Media | Error típico de la media | 95% Intervalo de confianza para la diferencia | Significación (bilateral) | |
Inferior | Superior | ||||||
[La] post-protocolo (mmol/l) | RP | C | –5.100 | 1.4945 | –9.254 | –0,946 | 0,015 |
R | –2.920 | 1.402 | –6.817 | 0,977 | 0,178 | ||
TAS post-protocolo | RP | C | 0,9733 | 0,0375 | 0,873 | 1.073 | 0,000 |
R | 0,596 | 0,0352 | 0,502 | 0,690 | 0,000 |
[La]: concentración de lactato; TAS: estado antioxidante total.
Este estudio se desarrolló con el propósito de conocer si la metodología desarrollada, basada en entrenamiento para la mejora de la resistencia combinado con sesiones de baja intensidad, es la estrategia más acertada para conseguir una mejor adaptación al esfuerzo realizado.
Estudios previos han desarrollado trabajos con ciclistas profesionales, pero pocos son los que han estudiado sujetos con un perfil similar a los que han participado en este estudio, es decir, ciclistas de nivel amateur. Además, este estudio presenta diferencias en cuanto al número total de sujetos participantes y también en el número de sujetos por grupo, así como la duración del protocolo de actividad física.
Nuestros resultados sugieren que sesiones de EII aumentan la Pmax y mantienen constante tanto la resistencia aeróbica como el VO2max18 además del pH sanguíneo en un periodo de entrenamiento de 20 días. Sin embargo, se observa un aumento de la concentración de HCO3 de reserva y una reducción en la concentración máxima de La (no significativa), lo que nos puede hacer pensar que hubo un menor uso de las vías energéticas glucolíticas a iguales intensidades de trabajo después de la aplicación del protocolo. Dado que las pruebas de esfuerzo realizadas tras la finalización del protocolo (3días después) fueron máximas, podríamos descartar que la menor concentración de lactato se deba a una depleción de los almacenes de glucógeno.
Por otro lado, se observó una menor disminución de la PCO2 en todos los grupos19 tras la aplicación del protocolo, lo que sugiere que la capacidad para la compensación respiratoria de la acidosis post-ejercicio mejoró, aunque no significativamente. Estos datos nos hacen pensar que en este caso la suplementación con vitaminas C y E no tuvo ningún efecto sobre las variables objeto de estudio20 y que las adaptaciones observadas solo fueron resultado del entrenamiento.
Se observó que un periodo de 17días de entrenamiento combinado con sesiones de baja intensidad podría ser el método más adecuado para mejorar la Pmax21, 22, sin que se observaran cambios en el VO2max23, lo que contradice los resultados obtenidos por Norris et al.
Por otra parte, la RA de los sujetos permaneció invariable, es decir, el protocolo de entrenamiento no incrementó dicha resistencia, como afirman Weber y Schneider23, lo que sugiere que quizás la duración del protocolo de entrenamiento no fue la adecuada, ya que solo el 5% de la carga se invirtió en entrenamientos a una intensidad del 90% VO2max, o que los ciclistas tenían poco margen de mejora en su rendimiento.
No se observó, tras el protocolo, ningún aumento significativo en el VO2max, mientras que, por otro lado, en el grupo C disminuyó en un 4,5%1. El que no existiesen mejoras en el VO2max podría explicarse, primero, por la duración del protocolo (no existen mejoras tras periodos de entrenamiento interválico intensivo de una duración menor a las 3semanas)24, 25, y segundo, como en el caso de la resistencia aeróbica, por el corto periodo de tiempo que se entrenó a intensidades muy próximas al 100% VO2max.
Aunque muchos estudios han afirmado que existen incrementos en el VO2max después de 14 hasta 24 sesiones de EII desarrollado entre 2 y 8 semanas26, 27, la intensidad más adecuada para provocar cambios en el VO2max la revela Wisloff et al.26, quien afirma que el entrenamiento por intervalos a alta intensidad (85-95% VO2max) induce mayores efectos beneficiosos en el corazón, si se compara con un entrenamiento de moderada o baja intensidad.
Por otro lado, científicos especialistas en este campo indican, tras observar las respuestas fisiológicas con el aumento de la intensidad, que la intensidad óptima para mejorar el VO2max es entrenar al 100% VO2max o muy cerca29. En conclusión, podemos decir que las mejoras en el VO2max son dependientes de la intensidad28 y de la duración del protocolo, lo cual explicaría la ausencia de mejoras en el VO2max con la aplicación de nuestro protocolo (solo el 5% del entrenamiento se realizó a una intensidad superior al 90% del VO2max).
Podemos pensar que el aumento de la Pmax en el presente estudio se podría deber a que con el entrenamiento disminuyera el aporte energético a partir del metabolismo anaeróbico y tuviese mayor protagonismo el metabolismo aeróbico, existiendo así una menor dependencia de la glucólisis anaeróbica y, por lo tanto, una menor producción de ácido láctico y concentración de iones de hidrógeno (H+)30.
La capacidad de eliminar el La muscular y la capacidad de la musculatura de mantener cierta concentración de lactato desempeñan un papel clave en la potencia del ciclista31. El EII, caracterizado por series cortas de alta intensidad y recuperaciones largas, puede mejorar el rendimiento al reducir la concentración de H+ y mejorar la eliminación de La4, 32.
Después de la aplicación de nuestro protocolo en el grupo RP se observó una disminución (no significativa) en la concentración de La en sangre de ∼1mmol/l28. Aunque esta puede variar por la duración del ejercicio, por la intensidad, por los cambios de ritmo, por la técnica, por la dieta y por el contenido de glucógeno muscular33, y a pesar de la controversia en la literatura, es ampliamente aceptado que, directa o indirectamente, una reducción más rápida de la concentración de La acelera la recuperación y mejora el rendimiento para un esfuerzo posterior34.
Los resultados de este estudio sugieren que la menor concentración de La después de la aplicación del protocolo de EII se debió a una mayor utilización de las vías aeróbicas y no a un insuficiente tiempo de recuperación que provocase que los depósitos de glucógeno estuviesen vacíos, ya que en las pruebas de esfuerzo todos los sujetos alcanzaron su frecuencia cardiaca máxima e incluso aumentaron su Pmáx.
Una concentración más baja de La en sangre, con una intensidad de trabajo similar, después de un protocolo de entrenamiento de resistencia —aunque no se midió en este estudio— sugiere que podría deberse a una mayor capacidad por parte de las mitocondrias para oxidar grasas.
Se ha demostrado que el contenido mitocondrial y la actividad enzimática del músculo se incrementan después del entrenamiento, y esto puede ser responsable en parte de la reducción de la tasa de utilización de glucógeno y de glucosa durante el ejercicio35.
Por otro lado, la suplementación de antioxidantes entre atletas está bien documentada. Los resultados de diferentes estudios son a menudo contradictorios por las vitaminas utilizadas y la dosis, aunque muestran que el uso combinado de vitaminas tiene mejores efectos que la suplementación con una única vitamina36, 37, 38. Además, es particularmente importante suplementar durante periodos de entrenamientos intensos y/o competición que pueden ocasionar mayores necesidades de antioxidantes36, 39. Existen estudios que generalmente muestran un incremento del estrés oxidativo después de un ejercicio supramáximo, como pueden ser: ejercicios interválicos, esprines, saltos o serie de saltos40, 41, 42, 43, 44, 45, 46, 47.
Así, en este estudio se utilizó una suplementación combinada de antioxidantes (vitaminasC y E) que no mejoró el rendimiento en el grupo RP36, 38, 48, 49, 50, 51 si se valora sobre cambios en el VO2max. Aunque la suplementación con antioxidantes no mejoró el rendimiento, tampoco lo empeoró. Son muchos los estudios que han utilizado la suplementación de vitaminas antioxidantes y no han observado alguna mejora en el rendimiento en atletas que no tienen deficiencias48, 49, 50, 51. A partir de nuestros datos podríamos pensar que los sujetos que participaron en este estudio no estaban en un estado deficitario de las vitaminas suministradas.
Generalmente se cree que si persiste un desequilibrio entre entrenamiento y recuperación, este puede dar lugar a una acumulación de estrés por entrenamiento, provocando un empeoramiento del rendimiento52. Así, a partir de los datos, parece que cualquiera de las estrategias utilizadas sería adecuada para evitar un posible empeoramiento significativo (p<0,05) del rendimiento.
Existen algunos estudios que evidencian que hay una relación positiva entre la disminución del ácido láctico y el descenso de marcadores de estrés oxidativo45, 53. En nuestro estudio se observó una diferencia significativa (ver Tabla 5) entre el grupo RP y el grupo C en cuanto a la concentración de La y el estado total antioxidante (TAS) (p=0,015 y p=0,000, respectivamente), y comparado con el grupo R solo se observó una diferencia significativa en la variable TAS (p=0,000), confirmando así los resultados de estudios previos45, 53.
La reducción de la capacidad de nuestro sistema antioxidante inducida por el ejercicio se ha observado en otros estudios37 que sugieren que una acumulación de ejercicio intenso puede provocar un aumento del estrés oxidativo, y que esto puede ser el origen de un estado de fatiga y posibles lesiones53. En este estudio no se registró ningún abandono por lesión, ni se observó en el grupo RP a través de las variables de rendimiento un estado de fatiga, ya que el VO2max se mantuvo estable y la Pmax mejoró significativamente (p<0,05). Si la capacidad de recuperación individual se ve reducida por un continuo estrés por entrenamiento, podría contribuir a una mala adaptación fisiológica, biomecánica y psicológica; en definitiva, a la aparición del sobreentrenamiento54, 55.
Por lo tanto, y a modo de conclusión, entendemos que nuestro protocolo de entrenamiento de alta intensidad, combinado con diferentes estrategias de recuperación, ha producido el mismo efecto sobre el rendimiento, independientemente de la metodología de trabajo usada durante los días de recuperación. Sin embargo, a la vista de los resultados sugerimos que, para mejorar el TAS tras un protocolo de entrenamiento de alta intensidad, la suplementación combinada de vitaminaC y E durante las sesiones de recuperación podría ser una estrategia adecuada.
Sugerimos seguir en esta misma línea de investigación, aumentando la muestra y/o el protocolo de actividad física, separando el periodo de entrenamiento del periodo de recuperación, de manera que podamos evaluar con más precisión si la metodología utilizada favorece la adaptación al esfuerzo.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
Recibido 12 Octubre 2011
Aceptado 22 Noviembre 2011
Autor para correspondencia. pelayo.arroyo@uca.es