Introducción
El baloncesto es un deporte de equipo en el que existe frecuente contacto entre competidores e incluso entre compañeros del mismo equipo. Por estas circunstancias es un deporte en el que se dan gran variedad de lesiones tanto agudas como por sobrecarga.
Los estudios epidemiológicos más importantes sobre las lesiones en el baloncesto se encuentran en el nivel profesional, concretamente en el baloncesto de los Estados Unidos ya sea baloncesto profesional (NBA)1,2 o ligas universitarias3 y en el baloncesto australiano4. También se dispone de estudios importantes que se refieren a las lesiones en la Liga ACB (liga profesional de baloncesto española)5-10. Diversos autores han comunicado que la mayor parte de las lesiones suceden en la extremidad inferior, y la lesión más frecuente es el esguince de tobillo, alcanzando casi el 30% de todas las lesiones que se producen11,12.
En este estudio se plantea un protocolo de recuperación funcional de una lesión ligamentosa de tobillo, en un jugador profesional de baloncesto. La lesión se produjo mediante un traumatismo por torsión durante el transcurso de un partido de carácter amistoso de baloncesto. Se trataba de una rotura del fascículo peroneo astragalino anterior del ligamento externo del tobillo derecho diagnosticada mediante protocolo ecográfico utilizando sondas de alta frecuencia, superiores a 5 MHz13-15.
Caso clínico
Tomó parte en el estudio un jugador profesional de baloncesto de la Liga ACB, de 25 años de edad, masa corporal de 94,23 kg y 189 cm de estatura, al cual se le aplicó el protocolo de recuperación funcional diseñado.
Diseño del protocolo de trabajo
En el establecimiento de este protocolo16-24 de trabajo se tuvieron en cuenta una serie de principios básicos que incluyen los antecedentes lesionales, el tipo de lesión, la gravedad de ésta, el mecanismo de producción, los medios de tratamiento así como los objetivos considerando el calendario de competición y la fecha prevista de incorporación.
El programa de recuperación se divide en 4 fases de 4 días de duración cada una (excepto la última). Las fases del protocolo de recuperación (tabla I) son las siguientes:
Fase 1. Rehabilitación (entrenamiento de regeneración): 0- 3.er día (tabla II)
En este período predomina el trabajo fisioterapéutico, basado en la descarga, la potenciación del tren inferior y el mantenimiento de la musculatura de los grupos activos no afectados, añadiendo un leve esfuerzo aeróbico realizado en máquina de descarga elíptica. Este trabajo debe aplicarse de forma coordinada con el tratamiento médico previsto.
Los ejercicios que se llevan a cabo son:
Potenciación de tobillo, propiocepción25, descarga, drenaje y ultrasonidos.
Crioterapia26 e higiene postural.
Fortalecimiento de los miembros no afectados27-28.
Leve trabajo de carrera en descarga (máquina elíptica).
Fase 2. Reentrenamiento (acondicionamiento físico): 4.o-7.o día (tabla III)
El entrenamiento realizado en esta fase facilita la recuperación de las funciones perdidas a la vez que protege las estructuras que han sido sometidas a traumatismo. Se alterna la labor del fisioterapeuta con el aumento del trabajo aeróbico en descarga, más un inicio del trabajo anaeróbico también en máquina elíptica, para conseguir una recuperación de la condición física, añadiendo acciones técnicas complementarias.
Fase 3. Pre-competitivo (acondicionamiento específico): 8.o-11.o día (tabla IV)
En este período de la recuperación funcional se realiza una planificación de las cargas para poder integrarse de forma progresiva en la dinámica de esfuerzos y descansos del entrenamiento normalizado. Además se trata de conseguir el nivel de condición física acorde al rendimiento previo a la lesión, alcanzando una capacidad de ejecución técnica comparable con su anterior situación.
Fase 4. Competitivo: 12.o-13.o día (tabla V)
En esta fase se lleva a cabo la adaptación fisiológica de la articulación lesionada a la sistemática del entrenamiento, especialmente en los ejercicios más empleados en el desarrollo de las cualidades específicas del jugador y en el tipo de juego que desarrolla.
Finalmente, en este período se persiguen dos objetivos. Por una parte, conseguir un nivel de confianza suficiente para poder efectuar el entrenamiento y el juego a ritmo de competición, y, por otra, alcanzar la integración total con el grupo de entrenamiento.
Competición día 13. En este primer encuentro después del tratamiento, el jugador participó durante 16 min y 58 s, anotando 11 puntos, con un porcentaje de acierto del 50%.
Discusión
Este protocolo se utilizará de referencia en el proceso de recuperación de otras lesiones de tobillo susceptibles de tratamiento. En la rehabilitación del jugador de baloncesto, se obtiene un mejor resultado por la situación física, la mayor motivación y la mayor cantidad de tiempo de recuperación. Se considera la necesidad de realizar un trabajo multidisciplinar29 basado en la actividad coordinada del servicio médico y del cuerpo técnico que permita la agilización en la recuperación de este tipo de lesiones, y es necesario que el preparador físico domine las técnicas de readaptación física ante este tipo de lesiones30.
El objetivo final de este protocolo de rehabilitación es obtener el nivel deseado de rendimiento deportivo en un tiempo apropiado y de forma segura. No es cuestión de acelerar la reintegración, sino de conseguir que ésta sea la necesaria para prevenir el desuso y el desacondicionamiento, de modo que el deportista encuentre en su seguridad la motivación necesaria para su reincorporación a la actividad. Es necesario evitar en cualquier caso una posterior recaída, y, para ello, durante las primeras etapas de la reincorporación a los entrenamientos el jugador que ha sufrido un esguince debe ejercitarse bajo la protección de un vendaje funcional o una tobillera protectora3,30,31,32.
Igualmente, se recomienda la realización de un trabajo muscular coordinado de la extremidad inferior bajo la supervisión del preparador físico o del readaptador funcional27,28,30. Este trabajo debe permitir recuperar la movilidad, la sensibilidad y la fuerza hasta alcanzar un nivel similar al que tenía antes de producirse la lesión. Para todo ello se ha mostrado muy eficiente el trabajo propioceptivo25,33.
Se propone ampliar la aplicación de este tipo de protocolo a otras lesiones deportivas que afecten a otras estructuras articulares.
Correspondencia: Fernando Jiménez Díaz. Facultad de Ciencias del Deporte. Universidad de Castilla-La Mancha. Campus Tecnológico. Avda. Carlos III, s/n. 45071 Toledo. España. Correo electrónico: josefernando.jimenez@uclm.es